La estadounidense Christa Hendershot, de 33 años, no estaba contenta por cómo se veían sus manos cada vez que intentaba fotografiar el anillo de compromiso en su dedo. Por tal motivo, creyó conveniente hacer algo al respecto.


De esta manera, la mujer contactó al cirujano plástico Aruel Ostad, según publicó la cadena ABC, para "hacer sus manos más merecedoras de una buena selfie".


Lo más curioso es que Hendershot gastó algo más de 3.000 dólares para esconder sus venas azules y hacer sus nudillos menos rojos.


Sin duda, la obsesión por crear buenas fotografías para presumir algo en redes sociales puede llegar a niveles extremos.