Un piloto inglés confesó que Chile les ayudó a ganar la guerra
El oficial británico enviado a Santiago de Chile para conseguir el apoyo del dictador Augusto Pinochet, lanzó un libro y sorprendió con algunas declaraciones fuertes. "La ayuda que recibimos de parte de Chile fue absolutamente crucial", sostiene en la publicación: "My Secret Falklands War".
Sidney Edwards, oficial enviado por la premier conservadora a Santiago para conseguir el apoyo del dictador Augusto Pinochet, reapareció y sorprendió con una declaración: "Sin la ayuda de Chila, Gran Bretaña no podría haber ganado Malvinas".
Se sabe que en la guerra el apoyo de Chile a Gran Bretaña fue clave pero llegó Edwars para confirmarlo. "Mi opinión personal - y creo que fue compartida por mis jefes en el Ministerio de Defensa y por Margaret Thatcher- es que la ayuda que recibimos de parte de Chile fue absolutamente crucial. Sin ella, hubiésemos perdido la guerra", sostuvo a la revista chilena Qué Pasa.
Durante la guerra, que comenzó en abril de 1982 y duró dos meses, y si bien Chile había declarado una posición de neutralidad, se sabía que prestó apoyo logístico al país que aún hoy invade las islas, lugar importante respecto al petróleo.
Este oficial decidió contar su historia en el libro My Secret Falklands War (Mi Guerra de las Malvinas secreta) que será publicado en Gran Bretaña. Allí cuenta que él fue elegido para llevar adelante las negociaciones en Chile por su dominio del idioma español -tras haber sido agregado aéreo en Madrid- y su experiencia en operaciones conjuntas de inteligencia con otros países.
Según cuenta, el comandante jefe de la Fuerza Aérea chilena Fernando Mathei, "me dio la mano cálidamente. Me ofreció cooperación total dentro de los límites de lo práctico y de lo diplomáticamente posible. Enfatizó la necesidad de mantener el secreto", comenta en su libro.
El polémico libro sostiene que, el hecho de que en Chile rigiera una dictadura en ese momento facilitó su trabajo, ya que consiguió rápidamente documentos de identidad falsos. Edwards también remarcó que nunca habló con el dictador Pinochet durante la misión. "Pinochet quería tener una especie de cláusula de escape, para poder negar que tuviera conocimiento de mí. Me parece que lo que quería hacer era que si cualquier cosa salía mal, él podría decir: «Fue Matthei, yo no sabía lo que él estaba haciendo»", explica el piloto.
Tras el final de la guerra, el 14 de junio de 1982 y con un saldo de más de 900 muertos (649 argentinos y 255 británicos), Edwards se quedó unos días más en Chile y salió a festejar al boliche Las Brujas. "Muchos de nuestros colegas chilenos se nos unieron allá y parecían tan contentos como nosotros con la victoria", recuerda el piloto.