"Tatuar no es una acción médica, pero dicen que debería ser un médico si quiero hacerlo. No tiene sentido y no puedo aceptarlo", explicó Taiki Masuda, un tatuador,  a la periodista Anna Fifield para The Washington Post. 

Y esa posición se debe a que hace dos años, la Policía de Japón impuso la penalidad a todos los artistas porque no cumplían con una regulación según la cual para realizar tatuaje cosmético —como, por ejemplo, diseñar cejas permanentes— es necesario tener una matrícula médica. 

Masuda, de 29 años, se niega a aceptar esa media y ahora lo pondrá a prueba ante la Justicia: "Es una violación de la libertad de expresión".

Su abogado, Takeshi Mikami, asegura que el caso va a asentar jurisprudencia ya que "La posición de la fiscalía, según la cual el tatuaje debería ser realizado únicamente por médicos, es un exceso. Este caso va en contra del sentido común".

Masuda formó junto a otros colegas el grupo Salven al Tatuaje en Japón, que reclama licencias y regulación para su tarea pero el Ministerio de Salud nipón no los toma en serio.

Kiyoshi Shimizu, izquierda, de Salven a los Tatuajes junto a Taiki Masuda en Osaka, Japón (Shiho Fukada/For The Washington Post )

"Poner pigmento en la punta de una aguja e insertar la tinta en la piel es una acción médica", señaló el funcionario de salud Yoshiyuki Kanno y argumentó:"Se puede causar daño y existen peligros como sangrado o infecciones".

Japón tiene una larga tradición de pieles tatuadas por desde el siglo XIX, cuando Japón comenzó a abrirse al mundo, las autoridades los prohibieron por considerar que los extranjeros podrían considerarlos una señal de atraso social.

"Los artistas tatuadores comunes se toleraban generalmente hasta hace dos años, cuando la policía de Osaka decidió que las normas sobre tatuaje cosmético les permitía alcance sobre el negocio más amplio del arte corporal", destacan en The Washington Post y así fue como  "Comenzaron redadas de alto perfil contra artistas tatuadores".