Se cumplen 70 años del suicidio de Adolf Hitler y se replican los repudios
El principal acto contra uno de los más sanguinarios dictadores tiene lugar en la que fuera su hogar de nacimiento. Además a partir de hoy, 30 de abril, quedarían liberados los derechos de "Mi Lucha".
Pasaron setenta años desde que Adolf Hitler decidió poner fin a su vida ante el miedo de saber que había perdido la guerra. Resulta interesante remarcar que lo hizo bajo tierra, oculto sin la gloria sangrienta que supo construir.
"Todos los años lo mismo" dice un poblador de la ciudad Braunau-am-Inn en el límite entre Austria y la Baviera alemana. Un grupo de personas se congrega todos los años para repudiar al dictador frente al edificio derruido que fue la casa donde creció.
Si bien muchos piden derrumbar la casa otros bregan por conservarla y así "no olvidar". El principal problema, como ocurrió con su búnker, es que el espacio se convierta en una especie de altar para los neonazis que siguen adorando a Hitler.
En 1972 el gobierno austríaco alquiló la vivienda a su propietaria, Gerlinde Pommer, y la utilizó con fines administrativos y educativos. Incluso llegaron a albergar sobrevivientes del holocausto con el fin de borrar parte del horror de ese hogar.
Después de casarse con Eva Braun, en la medianoche del 29 de abril de 1945, Hitler se suicidó al día siguiente a las 15.30 tras dispararse un balazo en la cabeza en su búnker. Su esposa, y muchos de aquellos que todavía le eran leales, murieron envenenados tras consumir una dosis de cianuro.
Según diversos testimonios, Hitler y su esposa fueron encontrados en un sofá con un gran charco de sangre a sus pies.
"Mi lucha"
Luego de la polémica que se dio recientemente en Rusia con el retiro obligatorio- y paradójico- de Maus de las librerías por "contener propaganda nazi", surge otro debate ya que al cumplirse setenta años de la muerte de Hitler pasaron a estar liberados los derechos de "Mi lucha" (Mein kampf).
La obra fue publicada el 18 de julio de 1925, con el fin de denostar al "poder judío mundial" y a enumerar los errores del Tratado de Versallles. Luego de que Hitler fuera nombrado canciller en 1933 su lectura pasó a ser obligatoria en Alemania para luego pasar a ser prohibida tras su caída.