Las imágenes de Donald Trump con el notorio bigote del nazi Adolf Hitler se encuentran fácilmente en las redes, incluso haciendo el famoso saludo con el brazo extendido. A diferencia del presidente filipino, Rodrigo Duterte, que asegura querer ser un nuevo Hitler, Trump se mantuvo relativamente callado sobre esas comparaciones aunque el apoyo que recibió del nefasto Ku Klux Klan durante las primarias y sus comentarios racistas, misóginos y discriminadores en general lo ubicaron en el foco de la polémica. 

El periodista Rick Noack, del diario The Washington Post, se preguntó qué opinan los alemanes de que se compare de manera constante al republicano con el líder nazi. La pregunta surgió a partir de un póster en el que se instaba a los ciudadanos estadounidenses a no votar por Trump y no tener así "su propio HItler"

Ampliar contenido

"Vamos, voten por el hombre de la voz fuerte que odia las minorías, amenaza con poner en prisión a sus oponentes, le importa una mierda la democracia y clama que él solo puede arreglar todo. ¿Qué es lo que puede salir mal? Buena Suerte", es el mensaje que acompaña al hastag #BeenThereDoneThat (Hemos estado ahí, hemos hecho eso) en el que ciudadanos alemanes piden a sus pares de Estados Unidos que no voten por Trump. 

Pero más allá de este revuelo que se generó en las redes, Noack tuvo un intercambio de emails con el historiador alemán Thomas Weber en el que quedó claro que este tipo de observaciones son miradas con extremo cuidado en la Alemania contemporánea: "Las comparaciones con Hitler son menos frecuentes en la vida pública alemana de lo que lo son en todos lados, en Europa, Estados Unidos o Israel."

Por su parte, Weber plantea: "Para los alemanes, Adolf Hitler es el símbolo de todos los crímenes que cometió su país", "Nadie puede ser más malvado de lo que fue Hitler", "Los alemanes se preocupan cuando se pone demasiado énfasis en la figura de Hitler (para hablar de Trump) ya que puede terminar siendo una especie de apología y distraer el foco sobre las responsabilidades de la elite y la ciudadanía alemana durante el Tercer Reich". 

Este temor también fue expresado con anterioridad, en especial durante la campaña de primarias, cuando se asocia un discurso racista con un plan sistemático de eliminación de minorías. 

El discurso de Trump genera sorpresa entre los ciudadanos alemanes, no solo por su xenofobia y misoginia, sino también por el poco respeto hacia las libertades civiles y políticas como las de querer poner en prisión a sus oponentes.

Fuente: The Washinton Post