"No se puede tener el 100% de seguridad con el 100% de privacidad" anunció en un discurso el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Con esa premisa, probablemente, justifican la intromisión en la vida cotidiana de los ciudadanos por parte del Estado. Pero, ¿qué sucede cuando el espionaje se sucede con otros gobiernos elegidos democráticamente? ¿para seguridad de quien?

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, propondrá ante la ONU la adopción de una nueva política en internet para inhibir prácticas de espionaje. El gobierno del país vecino denunció de que los servicios secretos de Estados Unidos espiaron comunicaciones telefónicas y de millares de ciudadanos en Brasil durante casi una década y de la propia mandataria brasileña y sus asesores, así como la red de computadoras del ente estatal Petrobras.

La sucesora de Luiz Inácio Lula Da Silva incluso canceló su visita a Washington producto de esta situación. "Las prácticas ilegales de interceptación de las comunicaciones y datos de ciudadanos, empresas y miembros del Gobierno brasileño constituyen un hecho grave, que atenta contra la soberanía nacional y los derechos individuales, y es incompatible con la convivencia democrática entre países amigos", afirmaron en un comunicado.

Otro episodio que demostró la unión latinoamericana fue el conflicto diplomático de Evo Morales, presidente de Bolivia, en Europa. "Lo que le hicieron al presidente Evo Morales, un jefe de estado de América Latina, desesperados por cumplirle al gobierno de EE UU en su locura por capturarlo, marca un antes y un después" expresó su par de Venezuela, Nicolás Maduro.

El 2 de julio  el avión presidencial boliviano fue bloqueado durante 14 horas en Austria ante la sospecha de que el topo de la CIA viajaba en su interior. Varios países europeos cerraron su espacio aéreo al vuelo de Morales, procedente de Rusia, donde en aquel momento Snowden permanecía en una zona de tránsito del aeropuerto de Moscú.

"Fue humillante para Evo, un bochorno internacional, vestigio del colonialismo decadente" había expresado Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, sobre dicho conflicto. Su par Uruguayo había Mujica expresado "su fuerte rechazo y condena ante la arbitraria e inexplicable prohibición" de sobrevolar el espacio aéreo.

"Nadie tenía derecho a prohibir el sobrevuelo de ese avión presidencial boliviano, aún cuando a bordo estuviera el ciudadano Snowden, y peor aún revisarlo como pretendía un embajador desubicado", expresó el presidente de Ecuador, Rafael Correa, en su momento, en referencia al embajador de España en Austria.

"Se acabó el dominio de los poderes fácticos que responden a intereses del dólar. Evo (Morales) no debe sentirse agraviado sino enaltecido, porque enalteció a nuestra América con una respuesta tan digna y soberana", concluyó Correa.