El ginecólogo Nikita Levy fue despedido del Hospital Johns Hopkins después de que un colega lo denunciara por filmar a sus pacientes durante las consultas. El médico decidió suicidarse antes que afrontar los cargos por sus perversas acciones.

Ahora la justicia estadounidense determinó que será el hospital quien deba compensar con 190 millones de dólares a unas 8000 pacientes de Levy. Pacientes que eran fotografiadas y grabadas por el médico con una cámara oculta en una birome que llevaba siempre colgada al cuello.


Los investigadores descubrieron aproximadamente 1200 videos y 140 fotografías guardadas en varios servidores de la casa de Levy.

"Todas estas mujeres fueron brutalizadas por esto"', dijo el principal abogado de las mujeres, Jonathan Schochor.  "Algunas de ellas necesitaron orientación psicológica, no podían dormir, no podían trabajar, tenían problemas en casa y con sus parejas. Esto fue una violación de su confianza, eso es lo que sienten'', detalló.

El arreglo es uno de los más grandes en los Estados Unidos, en lo que respecta a un caso de conducta sexual inapropiada de un médico.

Si bien no hubo cargos criminales, quedó amenazada la reputación del centro médico que decidió indemnizar a la totalidad de las pacientes de Levy, aún cuando sus rostros no eran visibles en las imágenes, ni pudo establecerse con certeza qué pacientes fueron grabadas ni cuántas.