El papa Francisco advirtió sobre una tercera guerra mundial
Pronunció una homilía durante su visita a los cementerios de Fogliano Redipuglia, que albergan los restos de los miles de caídos durante la Primera Guerra Mundial.
El papa Francisco advirtió hoy que puede hablarse de una "tercera guerra mundial" combatida "por partes", azuzada por "intereses espurios" como "la codicia" y permitida por una suerte de "indiferencia cainita" que ya consintió las atrocidades del pasado.
Esas definiciones las expresó este sábado durante su visita al cementerio de Fogliano Redipuglia, que alberga los restos de los miles de caídos en este frente del nordeste de Italia durante la Primera Guerra Mundial.
En medio de un cementerio italiano de la Primera Guerra Mundial, el Papa Francisco dijo que los conflictos registrados hoy en todo el planeta son una Tercera Guerra Mundial "por partes", que todas las guerras son "una locura" y condenó el comercio de armas y a los "planificadores del terror" que siembran muerte y destrucción.
Con tono pesimista, Francisco volvió a afirmar que se puede hablar "de una tercera guerra mundial combatida por partes, con crímenes, masacres, destrucciones" y dijo que "la humanidad tiene necesidad de llorar: esta es la hora del llanto".
El pontífice dijo que la guerra es "una locura" alimentada por conceptos como "la avaricia, la intolerancia y la ambición de poder". Además, criticó la indiferencia instalada en la sociedad, que ilustró con la respuesta con la que Caín negó ante Dios conocer el paradero de su hermano asesinado: "¿A mi qué me importa?".
Para conmemorar el trágico aniversario de la Primera Guerra Mundial, el Papa hizo este viaje pastoral de apenas cinco horas y visitó los camposantos de las partes beligerantes.
En primer lugar, rezó en solitario en el cementerio austrohúngaro, donde yacen en suelo italiano 14.550 combatientes del Eje Central. Luego fue al sagrario militar de Redipuglia, donde están los restos de 100.000 soldados italianos.
Este último fue el escenario donde Francisco llevó a cabo su misa y su homilía, en la que participaron los cardenales de Viena y Zágreb, además de obispos de Austria , Croacia, Hungría y autoridades civiles y militares.