El país en el que se venden esqueletos de dinosaurios, ballenas y hachas prehistóricas
Algunos más preparados, otros no tanto, son decenas de personas los "cazadores" de fósiles que se trabajan en condiciones extremas para sustentar el mercado no regulado de fósiles en Marruecos, África.
"En las tiendas de las poblaciones de Erfoud, Alnif o Rissani, se pueden comprar trilobites que caben en la palma de la mano por un euro (se venden por cajas de 200) y placas con varios de estos animales por más de 1.000 euros", destacan en un informe publicado por el diario El País en el que se pone el foco en el mercado de fósiles del Reino de Marruecos, ubicado en el norte de África.
Las nubes de polvo que asfixian, el calor, las malas condiciones y el esfuerzo son lo cotidiano para "cazadores" del pasado que viven de encontrar fósiles y venderlos a comerciantes que luego los revenden a precios mayores.
"Además de los comercios abiertos al público, algunos comerciantes tienen almacenes privados en los que ofrecen garras de dinosaurio por 250 euros, mandíbulas de ballena extinta por 1.500 euros, o hachas de piedra talladas por humanos hace decenas de miles de años por 50 euros cada una. Una vez preparados para la venta, el precio de los fósiles en tienda es, por lo menos, el doble que el que se paga al picador, y a veces mucho más", destacan en el diario español.
Marruecos tiene amplios afloramientos del Cámbrico, el Ordovícico, el Silúrico y el Devónico, periodos geológicos que abarcan desde hace 540 millones de años a 350 millones de años y los paleontólogos están al tanto de este lugar de extracción permanente, y si bien muchas veces los fósiles no son tratados con el debido cuidado, es la forma de hallar nuevas especies y verdaderas joyas conservadas.
“Gracias al comercio de fósiles se han definido en Marruecos cerca de un millar de especies nuevas de invertebrados paleozoicos”, explica Juan Carlos Gutiérrez-Marco, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que destacó que “Al ritmo actual de explotación, las reservas tardarían siglos en agotarse”.
Fuente. El Pais