El espeluznante caso del dueño de 'la casa de las muñecas del horror' que podría quedar libre
Un profesor experto en cementerios, durante años saqueó tumbas de niñas y las llevó a su casa. Ahora la Justicia podría devolverlo al mismo lugar donde comenzó todo.
En 2011, la ciudad rusa de Nizhny Novgorod sufrió un aumento del vandalismo en cementerios, sobre todo en tumbas de niñas. Todas las semanas aparecían nuevas tumbas destruidas, algunas saqueadas, sin ningún vínculo aparente entre sí.
Para ese entonces, las autoridades contactaron a una eminencia, el profesor Anatoly Moskvin, doctorado en estudios celtas y especialista de cementerios locales, para que los ayudase a develar el misterio.
Pero un día la policía lo visitó en su casa y quedó estupefacta: el experto era en realidad el perpetrador de un macabro juego.
En su casa encontraron los cuerpos momificados de 26 niñas que el profesor había vestido como muñecas y con las cuales conversaba diariamente como si estuviesen vivas.
Los autoridades estimaron que sería responsable del saqueo de unas 150 tumbas, de las que encontró trozos y placas en su domicilio. También hallaron allí instrucciones para confeccionar las "muñecas", mapas de los cementerios de la región y fotografías y videos de las tumbas abiertas y cuerpos desenterrados.
En los tribunales, Moskvin argumentó que sentía mucha pena por los niños muertos y creía que podían ser devueltos a la vida mediante la ciencia y la magia negra. El profesor explicó que ponía sus cuerpos dentro de las muñecas para darles una apariencia más atractiva que sus debilitados cuerpos cuando consiguiese el modo de retornarlos a la vida.
Además, sostuvo que siempre quiso tener hijos y no pudo, negó cualquier atracción sexual por las "muñecas" y, por el contrario, explicó que las trataba como sus hijas, les cantaba canciones, miraba con ellos dibujos animados y hasta les festejaba los cumpleaños. Como cualquier niña haría con su muñeca.
Ante la Corte, Moskvin admitió haber secuestrado 44 cuerpos de niñas de netre 3 y 12 años. Los médicos forenses le diagnosticaron esquizofrenia por lo que la Justicia lo declaró inimputable y lo envió a una clínica psiquiátrica.
Sin embargo, antes de que terminara el juicio, dejó un mensaje escalofriante para los padres de sus víctimas: "Ustedes abandonaron a sus niñas en el frío, yo las llevé a mi casa y les di cobijo".
Ahora, el fantasma regresa para esos padres porque los psiquiatras que lo tratan han recomendado a la Justicia que se le deje salir del hospital en el que está y que continúe su tratamiento en su domicilio, el mismo lugar donde tuvo su "casa de muñecas".
"Esta criatura llevó miedo, terror y pánico a mi vida. Todavía no puedo creer la enferma perversidad de este tipo que vivió durante nueve años con mi hija momificada en su habitación. Yo la tuve durante 10 años y él la tuvo 9 años", dijo Natalia Chardymova, la madre de Olga, una de las niñas que Moskvin, sin que Natalia se percatara de que el cuerpo de su hija ya no estaba en su tumba.
"No puedo creer que vaya tener libertad para ir donde quiera. Él dijo en la Corte que volvería a sus 'chicas' si alguna vez era liberado. Ni mi familia ni las familias del resto de sus víctimas va a poder dormir tranquila si es liberado. Ese hombre merece cadena perpetua y un estricto control médico sin libertad de movimiento", insistió.
Esta semana, la Corte deberá decidir sobre la recomendación del equipo psiquiátrico, pero lo más probable es que la acepte, como suele suceder, dicen los expertos. "Tengo miedo por mi hijo -dice Natalia-. Todavía lo llevo a la escuela tomando con fuerza su mano".