En el principal santuario de Irlanda, dedicado a la Virgen de Knock, el Papa Francisco rezó este domingo por las víctimas de abusos cometidos por miembros del clero en Irlanda, a quienes dijo, “se les ha robado la inocencia y dejado una cicatriz de recuerdos dolorosos que constituyen una herida abierta”.

Fue en su segundo y último día de visita al país para presidir una nueva edición del Encuentro Mundial de las Familias, un mega evento que la Iglesia realiza cada tres años en una ciudad distinta con el fin de promover una institución que considera clave. Pero su paso por estas tierras estuvo signado por los casos de abuso sexual, ya que Irlanda fue uno de los países más afectados y porque un espeluznante informe reciente de la Justicia de Estados Unidos reactualizó el tema.

Previamente, el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, le pidió al Papa Francisco que use “su posición e influencia” para que las víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero “obtengan justicia, verdad y curación aquí y en el mundo” porque “las heridas siguen abiertas y hay mucho por hacer”.

A su turno, el pontífice admitió “el fracaso” de obispos y superiores de congregaciones, entre otros clérigos, al no haber “afrontado adecuadamente” los casos de abuso cometidos por sus subordinados a lo largo de las últimas décadas en el país, uno de los más afectados por este flagelo. 

Luego pronunció un mensaje en uno de cuyos tramos dijo: “Rezando delante de su imagen, le he encomendado de modo particular a todas las víctimas de abusos por parte de miembros de la Iglesia en Irlanda. Ninguno de nosotros puede dejar de conmoverse por las historias de los menores que han sufrido abusos, a quienes se les ha robado la inocencia y se les ha dejado una cicatriz de recuerdos dolorosos”.