Chile: histórica condena a militares de la "Caravana de la Muerte"
La justicia chilena condenó a cuatro exuniformados por una serie de crueles crímenes perpetrados durante la dictadura de Augusto Pinochet que dejaron 71 prisioneros muertos.
"La Caravana de la Muerte" es el nombre que recibió una comitiva del Ejército de Chile durante el Golpe de 1973, encabezada por el general Sergio Arellano Stark.
Stark tenía la siguiente orden: "Oficial Delegado del Comandante en jefe del Ejército y Presidente de la Junta de Gobierno” para “acelerar procesos y uniformar criterios en la administración de justicia” de los prisioneros.
A través de esta medida, el grupo de aproximadamente 10 militares recorrió 16 ciudades en 17 días, en un helicóptero Puma, y asesinó cruelmente a unos 71 prisioneros.
Después de 40 años, llegaron las primeras sentencias para cuatro militares que participaron de esa expedición nefasta, quienes fueron juzgados como autores de 14 homicidios a 15 años de prisión cada uno.
La investigación se abrió en 1998 en manos del entonces ministro de fuero Juan Guzmán Tapia, quien el año 2006 logró desaforar a quien emitió la orden que llegó a manos de Arellano, el general Augusto Pinochet.
De todos modos, vale destacar que el general Sergio Arellano Stark no aparece entre los sentenciados, ya que fue declarado inimputable por demencia.
La "Caravana" organizada por Pinochet había servido para "aleccionar" a los altos mandos "blandos" de algunas ciudades, que tenían tratos dignos con exdirigentes de la Unidad Popular.
Años después, el exgeneral Joaquín Lagos Osorio, Comandante de la Primera División del Ejército y Jefe de Zona en Estado de Sitio en Antofagasta, contó con lujos de detalles los aberrantes crímenes de aquella comitiva y explicó por qué no le entregaron los cuerpos de los muertos a sus familiares.
"Me daba vergüenza verlos. Estaban hechos pedazos. Yo quería armarlos, por lo menos dejarlos en una forma humana. Les sacaban los ojos con cuchillos, les quebraban las mandíbulas, les quebraban las piernas... Al final les daban el golpe de gracia. Se los mataba de modo que murieran lentamente. O sea, a veces los fusilaban por partes. Primero, las piernas; después, los órganos sexuales; después, el corazón. En ese orden disparaban las ametralladoras", fue su terrorífico relato.