Ahora el Vaticano está en contra de esparcir o guardar las cenizas de los difuntos en el hogar
En una instrucción aprobada por Francisco, la Santa Sede prohibió la "dispersión en el aire, en la tierra o en el agua" y la "conservación en el hogar" de las cenizas de los cuerpos cremado.
"De polvo somos y hacia el polvo vamos" pero para el Vaticano volvió a insistir con la sagrada sepultura la porque demuestra "un mayor aprecio por los difuntos".
Así quedó expresado en la instrucción "Ad resurgendum cum Christo" ("Para resurgir con Cristo"), y con aprobación de Francisco, en el que prohíbe la "dispersión en el aire, en la tierra o en el agua" y la "conservación en el hogar" de las cenizas de los cuerpos cremados. Además se negará la sepultura a quien pida que sus cenizas sean esparcidas en la naturaleza tras la cremación.
"Para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no será permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma", señala el comunicado y rechaza además "la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos, teniendo en cuenta que para estas formas de proceder no se pueden invocar razones higiénicas, sociales o económicas que pueden motivar la opción de la cremación".
"Cuando razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación, ésta no debe ser contraria a la voluntad expresa o razonablemente presunta del fiel difunto, la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo", destaca la nota que lleva la firma del cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Y agrega: "Sólo en casos de graves y excepcionales circunstancias, dependiendo de las condiciones culturales de carácter local, el Ordinario, de acuerdo con la Conferencia Episcopal o con el Sínodo de los Obispos de las Iglesias Orientales, puede conceder el permiso para conservar las cenizas en el hogar", ya que "la conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana".