Reviviendo a “Rocky” y “Toro Salvaje”
Stallone y De Niro se ríen de la edad y de ellos mismos en “Ajuste de Cuentas”, una gran comedia que tiene de todo: humor, risas, emoción, un toque de romance y una genial pelea de estos longevos actores que vuelven a ponerse los guantes y a subirse a un ring, seguramente por última vez en sus carreras, aunque nunca se sabe.
Desde los avances de “Ajustes de Cuentas”, la primera incógnita que se abría era cómo iban a convivir el genial y talentoso Robert De Niro, con el héroe de acción Sylvester Stallone, un popular actor que nunca se destacó por grandes composiciones actorales. En este contexto, este jueves llegó a las salas argentinos esta gran comedia, de la mano de un director experto en risas y con estos dos mitos en películas de boxeo.
El film se centra en dos ya ancianos ex boxeadores y archirrivales de todos los tiempos, que han disputado su último combate hace 30 años, dejando el historial entre ambos en paridad. En ese momento, “Razor” anunció su retiro, y así “The Kid” no pudo acceder a la tercera pelea, que definiría al mejor. Hasta que tres décadas más tarde, un principiante promotor intentará retomar esta revancha pendiente, que conllevará a que se revuelva el pasado y se reviva la rivalidad entre los pugilistas, al tiempo que se someten a un arduo entrenamiento para llegar en condiciones a la contienda.
Contra los pronósticos de algún pesimista, Stallone se luce a la par de De Niro. Bueno, tal vez sea algo exagerada esta afirmación, pero lo cierto es que los dos la rompen y así les brindan sus respectivos homenajes a dos personajes históricos del cine de todos los tiempos, que en algún momento les dieron algo de la fama que hoy ostentan. Se trata nada más y anda menos que de “Rocky Balboa” y de “Toro Salvaje”, films de la década del 80, con el boxeo como tema en común.
Nadie podrá dudar de las capacidades actorales de Robert De Niro. Aquí una vez más brilla con un malo encantador; un soberbio, egocéntrico y ganador ex boxeador que hará morir de risa a más de uno. Mientras que su coprotagonista también logra un gran trabajo, ya que aporta geniales momentos encargando a un pugilista que lo perdió todo, con muchas similitudes con el mítico “semental italiano”, el personaje célebre de Sylvester Stallone.
Pero no queda acá el reparto. El que realmente se luce y provoca las carcajadas de toda la sala cada vez que aparece es Alan Arkin, con latiguillos y frases tremendas, muy divertidas. Un anciano que dice estar a punto de morir, y se aprovecha de esto para poder decir y hacer casi lo que quiere, mientras se encarga de entrenar nada más y nada menos que a uno de los boxeadores.
Quien está detrás de este film es Peter Segal, un director que se ha destacado en Hollywood con desopilantes comedias como “La Pistola Desnuda 33 y 1/3”, “Locos de Ira” y “Como si fuera la primera vez”. En este caso brinda una nueva cinta para el género, con muchísimo humor pero también con una pizca de emotividad, esa que despierta cada versión de Rocky, y tremendas secuencias de pelea, muy bien filmadas y editadas. Además, toda la película cuenta con una genial banda sonora, que termina redondeando un gran trabajo respecto al detrás de cámara.
En síntesis, el film es realmente bueno. Sorprenderá a aquellos que esperen encontrarse con una cinta bizarra, con dos ancianos subiéndose al ring y haciendo el ridículo. Si bien la película está dirigida principalmente hacia el humor, resulta muy divertida y además está muy bien tratada la temática de la edad y la vejes, con momentos y situaciones que llevan hacia la reflexión. Hasta los acérrimos a Stallone se van a entretener, ya que lo verán en una faceta más divertida; y por supuesto, una vez más, De Niro no va a defraudar a nadie.
¿Hay que verla? Por supuesto. Hay que verla, disfrutarla, divertirse, reírse y emocionarse. “Ajuste de Cuentas” es un gran homenaje a Rocky y a Toro Salvaje, pero también es una genial comedia que entretiene de principio a fin, y sorprende por la propuesta del director. Un film para revivir a grandes momentos con estos míticos boxeadores de la ficción.