"Las pendejas están terribles, están fatales", dijo Franchín a quien aclaró previamente que su frase es polémica.

"Menos mal que no tengo hijas adolescentes", dijo además.

Y más que polémica, su mirada pone el acento en la víctima en lugar de ponerlo en el victimario.

No importa lo que hagan las mujeres, cómo se vistan, lo que digan, nada justifica que se las maltrate, se les pegue o se las viole. Por mal que le pase Franchín.

El recurso de culpar a la víctima suele ser el discurso legitimado por el opresor y por eso, el machismo asegura que siempre hay causas que "justifican" la violencia de género.