El debate dejó afuera a Legrand en su propia mesa, notablemente muda y sin preguntar tonterías ni interrumpir. Entonces, nos dimos cuenta que juntar enrededor de una mesa a cinco o seis personas para hablar de algún tema puede ser interesante, atractivo, y además, gracioso.

Carmen Barbieri y su hijo Federico Bal contaron que se fumaron un porro juntos en Amsterdam, y que ella terminó hablando con un perro. Y hasta mostraron imágenes de aquello. La participación de Martín Bossi es brillante, casi de mediador porque Mirtha, por primera vez en la historia de sus encuentros, se quedó callada.