“Birdman”, y una narración fascinante
Alejandro González Iñárritu sorprende con la forma de narrar una simple historia en este estreno que competirá en los Oscar, y donde, además, se luce su magnífico elenco.
“Birdman” es una comedia dramática que se estrenó este jueves en la Argentina, pero que lo hizo el año pasado en Hollywood, y que competirá en esta edición de los Oscar, donde es gran candidata y posee nueve nominaciones, entre las que se encuentran “mejor película”, “mejor director”, “mejor actor”, “mejor actor secundario” y “mejor actriz secundaria”, entre otras.
Se trata de un actor en decadencia, pero que en su momento tocó el techo de la fama al interpretar, en el cine, a un popular superhéroe de historietas. Quebrado, solitario y deprimido, intentará llevar adelante una obra de teatro en Broadway, con el objetivo de recuperar el reconocimiento y la gloria, mientras lucha con su ego, con ‘una voz interior que lo persigue’, e intenta superar problemas familiares.
El mexicano Alejandro González Iñárritu sabe de ‘fórmulas Oscar’, y aquí lo pone a prueba, juntando un elenco espectacular, y contando una historia simple, pero de forma original y dejando su sello a lo largo de toda la película. Lo mejor que aporta el director es la narración a partir de la utilización casi constante del plano secuencia, y un excelente montaje. Escenas largas, mucho diálogo, y una permanente banda sonora de fondo, aunque esto último, por momentos puede resultar excesiva.
Lo que hace el director es retratar la dinámica de un teatro, y sus pasillos, a partir de la cámara, con el mencionado plano secuencia, y hasta por momentos con la utilización de planos subjetivos. Además, parte del buen trabajo del cineasta radica en lograr que cada uno de los protagonistas tenga su momento de lucimiento a lo largo del film.
Aquí aparecen Michael Keaton, quien está genial en el protagónico, en uno de sus mejores papeles de los últimos años; y Edward Norton, que la rompe con su trabajo, acoplándose de forma ideal al trabajo del actor principal. Sus momentos juntos en pantalla son simplemente geniales, pero además, Emma Stone y Naomi Watts aportan lo suyo, lo mismo que el genial Zach Galifianakis, con poca pero muy buenas intervenciones.
La película no termina de volarle la cabeza al espectador. Por momentos divierte, con diálogos graciosos, pero los conflictos centrales no terminan de conmover, e incluso quedan ciertos detalles que pueden prestar a la confusión. De todos modos, es un buen producto artístico, que cumple como obra a partir de grandísimas interpretaciones y una muy interesante forma de narrar la historia, con una filmación impecable y con un retrato diferente de la lucha de un ser humano con sus problemas interiores.
¿Hay que verla? Es una buena oportunidad de ver grandes actores brindando trabajos impecables, y de observar un producto artístico excelente. “Birdman” cumple como obra artística, aunque tal vez no cumpla tanto como entretenimiento.