Imposible no festejar, imposible no emocionarse. Argentina derrotó a Holanda en la semi, y se ganó el lugar para jugar la final del Mundial ante Alemania, instancia a la que no llegaba desde 1990.

Por eso, la gente salió de sus casa, y festejó este gran paso. Aun falta el último esfuerzo, pero la alegría es inmensa, y así lo demostraron todos los argentinos, copando el Obelisco porteño y otros puntos del país, como el Monumento a la Bandera, en Rosario.