Con la obligación de ganar para avanzar a octavos, Argentina lo buscó ante Austria en el marco de la fecha 3 del Grupo B del Mundial juvenil Sub 20 que se disputa en Nueva Zelanda, pero nunca pudo romper con la muralla defensiva del conjunto europeo, y tras igualar sin goles, quedó eliminado del certamen en primera ronda.

Le costó mucho a Argentina generar juego y peligro frente a un rival que salió con todo los primeros cinco minutos, pero luego, relajado y sin la necesidad de ir en busca de la victoria, esperó en campo rival, sin proponer, aunque con firmeza y bien parado en el terreno de juego.

Tuvo algunas en la primera parte la selección albiceleste. Dos goles bien anulados por offside, una clarísima de Espinoza, que rebotó en Gio Simeone cuando iba directo a besar la red, y un mano a mano del ‘cholito’, que remató al cuerpo del arquero y luego definió muy mal en el rebote.

Se fueron los primeros 45 minutos con poco para destacar, más allá de las ganas. Fue pobre lo desplegado por el equipo nacional, a pesar del envión del último tramo de la etapa inicial.

La actitud fue la misma en el comienzo del complemento, donde Argentina rápidamente empezó a pelotear a un rival que estuvo replegado en el fondo desde el primer minuto. Sin ideas, tuvo muchas Argentina pero no supo cómo resolverlas.

Austria planteó dos líneas de cinco, por delante del arquero, y no pasó la mitad de cancha en todo el segundo tiempo. La pelota fue siempre del equipo nacional, aunque nunca supo qué hacer con ella y se mostró desordenado y errático hasta el final del partido, donde terminó siendo todo frustración.

Los dirigidos por Humberto Grondona igualaron en la presentación ante Panamá, y en la segunda jornada perdieron ante Ghana. Necesitaban un triunfo, para no depender de nadie, aunque con el empate le quedaban ciertas chances.

Con dos unidades al cabo de los tres primeros juegos, para clasificar a octavos como uno de los mejores terceros, Argentina necesitaba que se den dos empates: entre Nueva Zelanda y Myanmar, y entre Qatar y Senegal. Queda rezar y esperar el milagro. El anfitrión goleó 5-1 al humilde Myanmar, y se llevó las últimas esperanzas albicelestes.