El básquet de Hong Kong no es ni popular ni rico técnicamente. Por eso, para convertir puntos no sólo hay que entrenar mucho y ser eficaz al momento de lanzar la bola. También hay que ser vivo, o tramposo, según la visión de cada intérprete.

En este caso, un jugador se puso detrás de sus oponentes al momento del inicio del partido. La pelota cayó para su lado y, ante la sorpresa de sus rivales, llegó caminando hacia el aro para el cual atacaba. Y, claro, la embocó sin vergüenza.