Anoche me fui a dormir con dos confirmaciones. La primera que definitivamente no somos más el equipo que jugaba a otra velocidad, que asfixiaba a sus rivales, que convertía goles con facilidad y que cuando comenzaba perdiendo tenía el carácter, la fuerza y el espíritu para revertir el resultado. La otra es que Éder Álvarez Balanta tiene que volver a ser titular. El colombiano reúne una serie de condiciones sensacionales, pero se destaca por una: el contagio. Y, hoy en día, eso lo estamos necesitando mucho.

River está sufriendo el bajo nivel de algunos de sus jugadores más importantes. No tiene el vuelo futbolístico que nos acostumbró a ver. Por momentos está muy quieto y previsible. Desde que empezó este 2015, depende exclusivamente de lo que pueda generar Carlos Sánchez, el mejor jugador del equipo. De hecho, el uruguayo está haciendo los goles que Teo y Pisculichi no hacen.

Me da la sensación de que cada partido el ‘Millonario’ está necesitando más del “electroshock” que le dan jugadores como Mayada, ‘Pity’ Martínez y hasta el propio Balanta. Con ellos en cancha (casi siempre entrando en los segundos tiempos), se vio un equipo más dinámico y punzante.

Tener uno de seis puntos jugados en la Copa es preocupante y no coincide con las aspiraciones que tenemos en este certamen. Ya no se pueden dejar más puntos en el camino. Errores tan absurdos y ridículos –por no usar malas palabras– como en el gol de Tigres no se pueden permitir. Pecamos de verdes e inocentes en un nivel que no te perdona. Es cierto que no se le puede pedir mucho, pero Chiarini salió a jugársela en vez de aguantarlo. Para colmo, el tiro del final se estrella en el palo y luego su arquero no la manda adentro de casualidad. No ligamos.

Particularmente, me llamó la atención el ingreso de Driussi por Vangioni, el jugador más profundo por la banda. A mi entender el cambio era Cavenaghi o Simeone por Rojas, que no aportó nada en los 90 minutos.

La Sudamericana y la Recopa ya quedaron atrás. Ahora hay que empezar de cero de vuelta, renovar el hambre y la sed de gloria. Este jueves hubo una leve mejoría con relación a los últimos partidos, pero no alcanza. River siempre exige más. Se vienen partidos muy importantes cada tres días, y desde ya que no hay que dormirse en los laureles. Marzo es un mes asfixiante y Gallardo deberá contar con el 120% de todos.

P.D.: ¡Y por favor arreglen ese campo de juego! No puede ser que atentemos contra nosotros mismos.