River: 101 gritos de amor
Los festejos en el Monumental comenzaron el jueves y siguieron hasta este domingo. Mientras el hincha riverplatense se dedicó a recordarle al eterno rival la eliminación de la Copa, hubo un protagonista que generó que esa enorme onda positiva que cubre el estadio más grande del país sea aún más grande. Estamos hablando de Fernando Ezequiel Cavenaghi, quien fue la nota destacada por su retorno a la red tras seis meses lesionado. El ídolo ingresó en el segundo tiempo, cambió el partido y superó el centenar de goles en el club. Su legado y su leyenda son cada vez más grandes.
No sólo el ‘Torito’ fue decisivo ingresando desde el banco de suplentes. En sólo un rato, Carlitos Sánchez demostró la jerarquía que tiene y le cambió la cara al ‘millonario’. Dinámica, despliegue y gol. Es extraordinario el momento del uruguayo. Sin duda, uno de los jugadores más desequilibrantes del fútbol argentino.
A pesar de estar 0-1 y con el resultado de Racing puesto, Gallardo se la jugó al poner dos titulares como Mercado y ‘Teo’, y tirar a la cancha a un jugador vital como lo es Sánchez a días de la final ante los colombianos. Pero el ‘Muñeco’ es así y está bien que así sea. Siempre arriesga. Conoce muy bien las obligaciones que tiene este club, además de ser un gran estratega.
Y si tanto hablamos de dos jugadores es porque el primer tiempo fue muy flojo. Sin poder superar el juego que propuso Banfield, a River le costaba tocar y ser profundo. Generó una única jugada de gol producto de la presión alta. Pero el balance de esa parte del partido es negativo. Nuevamente, puntos muy flojos como Urribarri y Ferreyra, quien nos dejó con uno menos tontamente. Martínez se mostró participativo al comienzo, pero después se diluyó. La otra cara de la moneda en este caso fue Mammana. El joven defensor de a poco muestra cosas muy interesantes, como su seguridad con la pelota en los pies.
¿Y qué decir de Solari? Muy buenas y muy malas en un mismo partido. Penales en las dos áreas. Pasa del insulto al aplauso constantemente. Lo que se le pide es regularidad en su juego. A mi entender, rinde más como lateral que como volante. Justamente, es muy probable que sea marcador de punta en Colombia, en la primera final.
Tras el enorme desahogo que significó vencer y eliminar a la contra, el equipo viajará a Medellín con la confianza y la fe por las nubes. Si ésta habría que representarla en un jugador ese sería Barovero. Ante Banfield fue otra vez determinante gracias a sus sensacionales atajadas.
Encaremos los últimos tres partidos del (exigente y desgastante) semestre con la altura y la mentalidad que caracterizan a River. En los 90 ante Quilmes habrá que ganar y esperar un resultado favorable en Avellaneda. Sería muy lindo jugar una final contra Racing, sólo que esta vez con los titulares. En tanto, en los 180 de la Copa habrá que hacer un esfuerzo mayor y ganar para seguir festejando, principalmente porque este equipo se merece como pocos alzar un título internacional para coronar el excelente trabajo que hizo a lo largo del año.
Le queda poco a este gran 2014, ¡disfrutemos a este equipazo!