Le ganaron y lo mandaron a casa antes de tiempo. No obstante no fue suficiente para los jugadores del Raja Casablanca. Ellos querían la ropa de su ídolo, que durante los noventa minutos marcó un espectacular gol de tiro libre.

Así fue que una vez que el juez pitó el final del encuentro, los marroquíes se acercaron a Ronaldinho y con absoluta admiración lo saludaron y le pidieron la camiseta. Pero no quedó ahí.

Luego de más abrazos y saludos, un grupo de futbolistas locales se dirigieron directo hacia los botines del crack, que no ofreció resistencia y quedó descalzo.

¡Más respeto, señores!