El partido se moría con la sensación de que Lanús merecía un poco más, que el empate tenía sabor a poco para el Granate.

Sin embargo todo podía ser aun peor, porque Lucas Acosta calculó mal el pique de un cabezazo bombeado de Comba que picó a medio metro de la línea y le sacó la vista a la pelota que terminó metiéndose mansita mientras estallaba el estadio, mientras el arquero quería que se lo tragara la tierra.

Para colmo, apenas el árbitro pitó el final del encuentro fue a buscar a un alcanza pelotas porque supuestamente lo había cargado.

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De esta forma, a Lanús se le corta el buen andar que cosechó desde el inicio del certamen mientras que Gimnasia, con un equipo plagado de juveniles, sigue alimentando de mística el estadio del Bosque.

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