Tras el anuncio oficial de la AFA, que designó a César Luis Menotti Director Selecciones Nacionales reveló en una columna para el diario Sport de España cuál será su función en el predio de Ezeiza.


De puño y letra

Estoy ilusionado. Nunca pensé que cuando el presidente de la AFA me llamó me iba a proponer volver a formar parte de las selecciones argentinas, un lugar especial para mí. De reconocimiento, pero también de obligaciones. Como nuevo Director de Selecciones Argentinas, mi compromiso parte de la lealtad a una conducción y a un objetivo: recuperar la esencia y la genética del fútbol argentino.

Este proyecto en el cual me embarco tiene como fundamento la necesidad de una organización para el desarrollo del fútbol argentino y el fútbol de selecciones, en una estructura que lidera el presidente de la AFA, Claudio Tapia. Mi tarea principal será darle un marco de trabajo a los entrenadores, defender su tarea, escucharlos, acompañarlos.

No podemos seguir poniendo el éxito deportivo por delante del trabajo y los tiempos necesarios para lograrlo. Me sumo a las selecciones para defender a los entrenadores. Quiero que presenten proyectos, que me digan qué vamos a hacer, escucharlos, verlos trabajar, entrenar.

Bienvenida sea la juventud de Lionel Scaloni, Pablo Aimar, Walter Samuel, Fabián Ayala, Diego Placente, y todos los que componen hoy el proyecto de selecciones. Les daremos todas las posibilidades para que desarrollen su idea. No acepté este desafío para imponerles nada.

Lo primero que deseo es una reunión con ellos con la presencia del presidente el 26 de enero, después me reuniré con cada uno de manera individual. Lo único que te acompaña hasta la muerte es el aprendizaje.

Y trataremos con estos jóvenes de aprender juntos. Yo sigo aprendiendo hoy, y también voy a aprender con ellos y de ellos. Tenemos que fijarnos como meta recomponer la relación con el fútbol argentino. Los tiempos de trabajo, los contratos, los calendarios, cuando entrenamos, donde jugamos.

Todo lo que hace a la organización es fundamental. Una de mis tareas será garantizarla. Incluso evaluaremos si es necesario para que se reúnan con expertos en el exterior, porque tenemos que nutrirnos de todas las ideas.

El Mundial de Rusia fue una ruptura. Estuvimos a punto de no clasificar por quebrar un proceso con la llegada de tres entrenadores cambiando constantemente de idea, improvisando. No puede volver a producirse.

Necesitamos jerarquizarnos con selecciones que representen al fútbol argentino. El prestigio no solo te lo otorga salir campeón. No solo se sostiene desde el resultado. Debemos generar el debate para modificar el presente y construir un futuro.

Por eso me gustaría que el predio de AFA esté abierto a todo el fútbol argentino. No quiero que las selecciones sean un lugar de notables, porque necesitamos escucharlos a todos y fortalecer la relación con todos los entrenadores argentinos, para sacar lo mejor de otras organizaciones y ayudarnos. Necesitamos abrir la participación, escuchar y que nos escuchen. También los dirigentes.

Tenemos que terminar con resentimientos y recomponer la relación de los clubs con la Seleccion Argentina, y de la Selección Argentina con la gente. El fútbol argentino necesita un cambio cultural. Mi compromiso con Tapia fue que solo voy a dar mi opinión cuando me lo requieran. Ni siquiera podemos detenernos en la vieja discusión si la selección debe tener más tenencia de pelota o no.

Tenemos que ser abiertos, debatir y que los entrenadores tengan la libertad de decidir según los jugadores que tengan disponibles qué sistema táctico utilizar. No se trata ni siquiera de que todas las categorías de la selección jueguen de la misma manera como escuché, porque eso es un imposible. Nuestros futbolistas son lo que son. No podemos jugar como el Barcelona de Guardiola.

Pero sí hay una genética que nos distingue y nos representa, y que creo firmemente que no se ha perdido, aunque debemos ayudarla a desarrollarse profesionalmente. La genética del fútbol argentino está basada en la maravillosa relación del jugador argentino con la pelota. Si tuviera que ejemplificarlo diría que el argentino tiene la técnica del jugador brasileño y el carácter del uruguayo.

Por eso es una raza especial de futbolistas. Tengo 80 años, llevo 72 años en el fútbol. Algunos dirán que represento el fútbol antiguo. Pero el fútbol moderno es la síntesis del fútbol antiguo. Disfruto de los entrenadores que mejoran el fútbol, mejoran a los jugadores y trabajan para revalorizar la relación de fútbol con la gente. No hay nada más antiguo que esa relación.

Y el fútbol argentino se nutrió de entrenadores que dejaron su impronta, su estilo, también en la selecciones. Yo no vengo a decirle a nadie cómo debe jugar su equipo.