Cuando Diego tiene algo para decir, casi nada lo puede detener. De hecho, la alegría de haber bancado a los jugadores del equipo argentino de tenis le da el permiso necesario para contestarle a quien alguna vez, lo describió como amuleto de mala suerte.

Con la calentura y el recuerdo de aquel insulto, el excapitán de la selección de fútbol marcó sus diferencias con el hijo de quien permaneciera 35 años al frente de la AFA y volvió a señalarlos como colaboradores de la corrupción internacional de la FIFA.