Entre muchas de las virtudes que ha tenido la Selección Argentina debe resaltarse la de haber logrado anular a la perfección a la estrella rival. Una vez concluída la fase de grupos, el conjunto de Sabella se topó con las selecciones de Suiza, Bélgica y Holanda, en las cuales sobresalía una figura descollante, aquél que iba a lastimar a la defensa argentina, que podía llegar a establecer una diferencia en el resultado, algo que nunca sucedió. Otro gran mérito de la disposición táctica del entrenador y de los jugadores que participan en el sector de la cancha más criticado por la prensa nacional e internacional.

En los octavos de final se nos marcó a Xherdan Shaquiri como "el Messi de los Alpes". El número 23 suizo llegó con tres goles al encuentro con Argentina pero, si bien estableció algunos buenos contactos con la pelota, nunca logró ser incisivo, se fastidió, mostró cansancio en la segunda parte y desperdició la chance del empate en la última jugada del partido con un tiro libre que pegó en la barrera.

Tras el gol de Di María y la clasificación a cuartos llegó Bélgica, que asustaba principalmente por la calidad de sus jóvenes jugadores entre los que se resaltaba a Eden Hazard, la estrella del Chelsea de Inglaterra. El mediocampista belga intentó por las dos bandas pero Basanta y Zabaleta realizaron una marca espectacular, cortaron el circuito de pase y de esa manera el conjunto de Marc Wilmots tuvo pocas posibilidades de juego asociado. Tras 90 minutos, se obtuvo el pase a semifinales ante Holanda.

La selección de Louis Van Gaal se mostró en el encuentro con la Argentina como la más dependiente de su estrella, Arjen Robben. La figura del Bayern Munich se movió tanto por izquierda como por derecha pero siempre se encontró con una pierna argentina. Cuando no fue un lateral o un central, apareció Mascherano. El 14 de nuestra selección actuó casi como líbero cuando cortó las dos jugadas en las que Robben traspasó la defensa y llegó a estar cara a cara con Romero.

Sin dudas el sistema defensivo, donde había más dudas antes y durante el Mundial, ha brillado. No ha permitido ni un solo gol en los últimos tres partidos y ha borrado de la cancha a la estrella del rival de turno. El domingo se enfrenta a Alemania, selección que se destaca por tener un gran número de jugadores que saben mucho con la pelota (Kroos, Muller, Khedira, Ozil, Schweinsteiger, entre otros) pero ninguna figura rutilante. Exigirá la concentración y el mejor nivel de una defensa que no se ha asustado con fantasmas.