La historia jamás contada del poste anti-dictadura del Mundial 1978
Un periodista del diario inglés The Guardian vino a Argentina a echar luz sobre una historia de reivindicación de los desaparecidos y de resistencia contra el genocidio de Estado durante el mundial de 1978.
Valientes. Los cancheros del Monumental, en tiempos donde pocos se atrevían a dar cuenta del genocidio de Estado que llevaba adelante la Junta Militar, con complicidad de parte de la sociedad civil, se atrevieron a hacer un homenaje a los detenidos desaparecidos adelante de todo el mundo y ante los ojos del mismísimo Jorge Rafael Videla.
La banda negra que rodeaba a los postes de los arcos del estadio Monumental no eran meramente estéticos, sino que, los cancheros los pusieron allí, a modo del símbolo que suelen portar los jugadores en memoria de fallecidos.
La historia la dio a conocer el profesor británico David Forrest en el diario The Guardian. El hombre se había obsesionado con esa banda negra de chica y quería saber de qué se trataba.
Forrest tuvo la posibilidad de visitar Argentina lo que le permitió indagar sobre aquel detalle que pasó casi inadvertido para el mundo, pese a que estaba a la vista de todos, reprodujo el portal Infobae a nivel local.
El profesor, tras ir a un bar donde conoció a un mozo de apellido Valentini que le sugirió dónde ir a preguntar, terminó por dar con quienes realizaron el arreglo y les contó que: "El canchero me acompañó a una habitación y me señaló las fotos en blanco y negro que estaban en la pared. Allí noté una sonrisa familiar y pregunté quiénes eran los de la foto. El canchero me dijo que era el equipo que trabajó en el estadio para el comité de organización, y si quería saber por qué pintaron los palos de negro, tenía que preguntarle a ellos", relató el escocés.
"Me acerqué a la foto y reconocí a alguien familiar, mi corazón latía en mis oídos. Me di cuenta de que sí, el hombre en la foto tenía unos 40 años menos con un peinado salvaje como el de Lepoldo Luque, pero la sonrisa y los ojos eran sin lugar a dudas los del mozo de Don Julio. El canchero me dijo su nombre: Ezequiel Valentini", continuó, según difundió el mismo sitio.
Al volver al restaurante, Forrest para buscar a Ezequiel Valentini contó que "sus ojos y su sonrisa al reconocerme me comunicaron que él sabía por qué había vuelto", contó David.
"Discutimos poner un mensaje en el césped, o pintarlo en los carteles publicitarios, algo que las cámaras de TV pudieran ver", reconoció Valentini. Sin embargo, cualquiera de esas formas de protesta contra la Junta Militar eran muy peligrosas, fue por ello que decidieron pintar el poste.
"No tenía miedo por mí. El terror actúa de tal manera que te hace temer por tu familia y amigos. Cada jugador de cada equipo de la Copa del Mundo debería haber usado públicamente un brazalete negro para recordar a los muertos", le confesó Valentini, quien le comunicó la idea que tuvo uno de sus compañeros: pintar la base de los palos de color negro.
"Preguntaron para qué era y le dijimos que por tradición. Pasó, porque no tenían ni idea de fútbol", contó el mozo. "La Junta situó sus centros clandestinos de tortura a la vista del público. Nosotros recordamos a nuestros muertos a la vista de todo el mundo. Como esos centros, nuestro acto de recuerdo estaba oculto a simple vista", concluyó.