La camiseta de Dios en manos del enemigo
Nuestro objeto más preciado. Un recurso inagotable de emociones. Aquello que cualquier argentino, de La Quiaca a las Malvinas y desde la entrerriana Larroque hasta la riojana Angulos, querría tener en su casa. Eso, solo eso, todo eso, se encuentra en un museo de Manchester. La camiseta con la que Diego Maradona inventó la “Mano de Dios” y realizó el mejor gol de la historia se exhibe en Inglaterra. ¿Cómo llegó ahí? ¿Se podrá expropiar? ¿Algún inglés no la prenderá fuego en venganza de tanto fútbol?
Ni los guantes que usó el “Goyco” en el ´90, ni la vincha del “Cani” en el gol contra Brasil luego de la gambeta a Taffarel. Nada se puede comparar con esa remera azul y el 10 en la espalda. Esa camiseta fue especial desde el comienzo: transcurría el mundial de 1986 y las remeras azules utilizadas para la victoria ante Uruguay por los octavos de final habían resultado agobiantes para los jugadores. La firma francesa “Le Coq Sportif” no había utilizado la misma tecnología absorbente con las titulares celestes y blancas que con las “casacas” suplentes y tras ese partido (y dado que el sorteo volvió a determinar que Argentina jugase con la alternativa) el DT Bilardo exigió a su cuerpo técnico el cambio de prenda para sobrevivir al calor sofocante del DF mexicano.
“Hablé para tratar de confeccionar un equipo nuevo que no sofocara tanto a los jugadores. Y contrarreloj consiguieron unas telas un poco más ligeras, con tejido y cuello más abiertos. Era más brillante y clara que la otra. Los números se colocaron en un teatro de revistas, con unas lentejuelas color gris muy pequeñas", señala Carlos Bilardo en su reciente libro “Doctor y campeón”. Se consiguieron confeccionar 38 prendas para los 19 jugadores de campo y así permitir el recambio en el entretiempo.
En los segundos 45 minutos el genio del fútbol mundial frotó la lámpara. En el ´51 Maradona intentó una pared con Valdano pero el inglés Steve Hodge se interpuso y con un despeje fallido posibilitó que el 10 se anticipara al arquero británico con su mano izquierda y anotara la ventaja parcial para Argentina. Cuatro minutos después el pibe de Fiorito gambetearía a 6 rivales para anotar aquella maravilla que colocó el 2-0. Luego vendría el descuento de Lineker para el 2-1 final. Los jugadores camino al vestuario y Hodge, el autor de la fatídica asistencia para aquella “mano de dios”, se cruza al 10 argentino y le pide el intercambio de camisetas, la 18 por la 10. Maradona accede y el ex jugador del Leeds United se queda con ese trofeo inmaculado.
Hodge ha confesado jamás haber lavado la remera. Conservarla le ha permitido ser invitado a numerosos programas de tv (a los cuales lleva la prenda) y hasta sacar un libro bautizado “El hombre con la camiseta de Maradona”. El exmediocampista inglés dice desconocer el precio de la misma, algo que en Gran Bretaña han valuado en 350 mil dólares. Tras tenerla varios años en su casa y luego en un banco, Hodge la cedió al Museo Nacional de Fútbol de Inglaterra, donde es visitada por unos 400 mil turistas al año.
Ese país conserva en su territorio piezas del Partenón griego y colección de momias egipcias, entre otras perlas robadas y nunca devueltas pese al reclamo de los respectivos gobiernos. Hace pocos años se ha sumado nuestra camiseta del 10. Si en un estadio se perdió, en un estadio debe recuperarse. Por su repatriación o su pérdida definitiva propongo que sea la apuesta. Y en este Mundial. No hace nada bien estar tanto tiempo lejos de los afectos.

Nuestro objeto más preciado. Un recurso inagotable de emociones. Aquello que cualquier argentino, de La Quiaca a las Malvinas y desde la entrerriana Larroque hasta la riojana Angulos, querría tener en su casa. Eso, solo eso, todo eso, se encuentra en un museo de Manchester. La camiseta con la que Diego Maradona inventó la “Mano de Dios” y realizó el mejor gol de la historia se exhibe en Inglaterra. ¿Cómo llegó ahí? ¿Se podrá expropiar? ¿Algún inglés no la prenderá fuego en venganza de tanto fútbol? Ni los guantes que usó el “Goyco” en el ´90, ni la vincha del “Cani” en el gol contra Brasil luego de la gambeta a Taffarel. Nada se puede comparar con esa remera azul y el 10 en la espalda. Esa La camiseta de Dios en manos del enemigo.

Ni los guantes que usó el “Goyco” en el ´90, ni la vincha del “Cani” en el gol contra Brasil luego de la gambeta a Taffarel. Nada se puede comparar con esa remera azul y el 10 en la espalda. Esa camiseta fue especial desde el comienzo: transcurría el mundial de 1986 y las remeras azules utilizadas para la victoria ante Uruguay por los octavos de final habían resultado agobiantes para los jugadores. La firma francesa “Le Coq Sportif” no había utilizado la misma tecnología absorbente con las titulares celestes y blancas que con las “casacas” suplentes y tras ese partido (y dado que el sorteo volvió a determinar que Argentina jugase con la alternativa) el DT Bilardo exigió a su cuerpo técnico el cambio de prenda para sobrevivir al calor sofocante del DF mexicano.

“Hablé para tratar de confeccionar un equipo nuevo que no sofocara tanto a los jugadores. Y contrarreloj consiguieron unas telas un poco más ligeras, con tejido y cuello más abiertos. Era más brillante y clara que la otra. Los números se colocaron en un teatro de revistas, con unas lentejuelas color gris muy pequeñas", señala Carlos Bilardo en su reciente libro “Doctor y campeón”. Se consiguieron confeccionar 38 prendas para los 19 jugadores de campo y así permitir el recambio en el entretiempo.

En los segundos 45 minutos el genio del fútbol mundial frotó la lámpara. En el ´51 Maradona intentó una pared con Valdano pero el inglés Steve Hodge se interpuso y con un despeje fallido posibilitó que el 10 se anticipara al arquero británico con su mano izquierda y anotara la ventaja parcial para Argentina. Cuatro minutos después el pibe de Fiorito gambetearía a 6 rivales para anotar aquella maravilla que colocó el 2-0. Luego vendría el descuento de Lineker para el 2-1 final. Los jugadores camino al vestuario y Hodge, el autor de la fatídica asistencia para aquella “mano de dios”, se cruza al 10 argentino y le pide el intercambio de camisetas, la 18 por la 10. Maradona accede y el ex jugador del Leeds United se queda con ese trofeo inmaculado.

Hodge ha confesado jamás haber lavado la remera. Conservarla le ha permitido ser invitado a numerosos programas de tv (a los cuales lleva la prenda) y hasta sacar un libro bautizado “El hombre con la camiseta de Maradona”. El exmediocampista inglés dice desconocer el precio de la misma, algo que en Gran Bretaña han valuado en 350 mil dólares. Tras tenerla varios años en su casa y luego en un banco, Hodge la cedió al Museo Nacional de Fútbol de Inglaterra, donde es visitada por unos 400 mil turistas al año.

Ese país conserva en su territorio piezas del Partenón griego y colección de momias egipcias, entre otras perlas robadas y nunca devueltas pese al reclamo de los respectivos gobiernos. Hace pocos años se ha sumado nuestra camiseta del 10. Si en un estadio se perdió, en un estadio debe recuperarse. Por su repatriación o su pérdida definitiva propongo que sea la apuesta. Y en este Mundial. No hace nada bien estar tanto tiempo lejos de los afectos.