Empujones, golpes de puño y corridas. De repente el aeropuerto francés de Lille se convirtió en todo un caos cuando el plantel del Olympique de Marsella arribó.

Un reducido grupo de hinchas esperó a los jugadores para insultarlos. Lo que no esperaban es que los futbolistas reaccionen.

Una muestra más que la violencia en el fútbol no sólo ocurre en estas latitudes, sino también en el primer mundo.