Diego es hincha de Ituzaingó. Trabaja más de 10 horas por día. Cuando tiene tiempo libre arma un asado con amigos. Tiene su mujer, sus dos perros... Planea con mucho tiempo las vacaciones. Los compromisos son muchos, pero siempre la prioridad es ir a ver al Verde. Prepara su camiseta. Busca unas zapatillas cómodas. Llega al Estadio, estaciona cerca. Compra una gaseosa, pasa por ventanilla y paga la cuota social. Saluda a 4, 5 hinchas que conoce. 

Piensa como formará el León frente a Laferrere. Le pide a Dios que le de una mano. Necesita sumar para quedarse en la C. Mientras ve el partido disfruta de ese momento. Manda algún mensaje de texto. Saca unas fotos.
Grita el gol. Como el de una final del mundo. Disfruta.

Lautaro tiene 7 años. Es fanático de Banfield. Comenzó hace unos días el colegio. Tiene su mochila, cuaderno, cartuchera....todo del Taladro. Hace siempre su tarea. Lee. Estudia. Se porta bien en clase. El padre le promete que si saca buenas notas como premio lo lleva a la cancha. Él hace un esfuerzo. Cumple con todo. En el recreo grita un gol y festeja como si estuviera en el Florencio Sola. De regreso a casa canta canciones de su equipo. Banfield es su vida. Su ilusión. Ahora que es más grande sueña con ver otra vez al verde en Primera. Se imagina recibiendo a Boca, River, Racing en su cancha.
Quiere hacerse un mechón verde, pero su padre no lo deja. Le enseña buenos modales. A portarse bien en su casa y en la cancha. Le transmite lo que es sentir la pasión por el fútbol, sufrir si es necesario. Llorar. Pero que tenga en claro que termina ahí. Sólo es un partido.

Stella es fanática de Lanús. Demasiado. Es empleada pública. Se viste siempre con algún detalle granate. No piensa en otra cosa que en su institución. Tal es su amor y compromiso que decidió unirse a una Fundación del Club, que se dedica a ayudar a los que más lo necesitan. Desinteresadamente. Con un enorme corazón. Conoce a los jugadores. Los jugadores la conocen. Intenta que los medios le den difusión a su obra, pide adhesiones. Acomoda los horarios de trabajo a los compromisos de cancha. Si juega Lanús todo lo demás no importa. Paga su cuota. Compra el último modelo de camiseta. La hace firmar por Ayala, Goltz, Marchesín, Blanco, Ortiz y la luce orgullosa. Le compite de igual a igual a cualquier hombre que pretenda desafiarla con conocimientos de fútbol. Nadie entiende su fanatismo. Ella no podría vivirlo de otra manera. A veces pierde la voz con algún gol sobre la hora. Saca cuentas y piensa en viajar al exterior. Es una oportunidad única. Histórica. Pero no se olvida del torneo local.

Sergio es un enfermo de Los Andes. Todos lo conocen como Pequi. Tiene su cadenita de oro con el escudo del Club. Participa, colabora con la vida institucional. Su mujer le reclama más presencia en la casa. Hay cosas que pagar. Obligaciones que cumplir. El sábado los suegros van a almorzar, porque hace mucho no los visitan. Pero juega Los Andes. Como se va a perder a Los Andes? Los suegros volverán en otra oportunidad. Hace un enorme esfuerzo para pagar su cuota, viajar. Este año las cosas anduvieron un poco mejor y hasta se animó a comprar un abono. Lo quiere ver cómodo. Ya no está para estar parado, saltar, sudar. A Pequi déjenlo en su butaca. Si puede lleva a su nene. Comparte un momento único.

Siempre hace lo mismo. Deja el auto a 5 cuadras. Pasa por el almacén de Tito, compra su especial de milanesa. Una gaseosa. Chicles y a la cancha. Le gusta pasar por la tienda de productos oficiales. Si tiene tiempo toma un café en el buffet del Club. Charla, se ríe. Debate sobre la divisional. Chicanea a amigos de otros equipos que le mandan mensajes por whatsapp. "Estoy viendo al gigante del sur. No me molestes" le responde a un hincha de Talleres R.E.

Esas son historia de hinchas comunes, que sienten amor por su camiseta. Que sufren. Que pueden pasar días amargados por malos resultados. Hinchas que hacen un esfuerzo por su institución. Algunos invierten tiempo, otros dinero. Algunos acompañan. Pero ninguno le haría mal. Por el contrario quiere lo mejor

Pero también existen los otros. El que no tiene respeto por la vida. Calza su 22 en la cintura. Mete un fondo blanco al tetra. Sube a la moto y se dirige rumbo a la cancha. Se siente el más pillo de todos. Saluda a un oficial, que por temor o complicidad no lo detiene. Pasa con fuerza y determinación los primeros controles. Tampoco hacen nada. Todos lo conocen. Junta a su grupo, les da indicaciones. Tiene que recuperar la barra. Hay mucho en juego. Viajes. Estacionamientos. Puestos de venta. Cientos de miles de pesos.

Es a todo o nada. Entra a la tribuna y apunta. Amenaza. Grita. Abre fuego. No mira a quien ni a donde dispara. No piensa quien está en esa grada. Mucho menos le importa su Club. No es hincha. No le interesa las consecuencias deportivas. Sólo su propio poder. Se retira. Se guarda un tiempo. Ya logró su cometido. Quedó su gente. Y en breve volverá por más. Para subirse a un paravalancha y desde ahí manejar todo. Ya con varios celulares. Contactos arreglados. Fajos de billetes que lo esperan a la salida.

En ese tiempo de reacomodamiento y toma de poder, varias familias lloraron la pérdida de un ser querido. Que por el sólo hecho de querer ir a alentar a su equipo le han quitado la vida. Por estar ahí. En el momento justo en el lugar equivocado. 

Como castigo, Diego, Stella, Lauraro y Pequi no pudieron ir a ver al Club de sus amores varios partidos. Ellos pagaron con una sanción lo que con cárcel deberían pagar quienes causaron el daño. 

Estos hinchas comunes, amantes de deporte y la institución sufren a la distancia. Cuentan los días para volver a disfrutar de algo que es vital en sus vidas. El amor por los colores..

Hasta cuándo los inocentes pagarán por los culpables?

Hasta cuándo los asesinos seguirán libres, volverán cuantas veces quieran a las canchas y la sanción será de "jugar a puertas cerradas" como si eso fuera a terminar con estas lacras que matan al fútbol.....?

Cuando se van a dar cuenta que el problema NO son los visitantes. No es la gente (95%) que asiste a un Estadio...sino los violentos/criminales que buscan su propio negocio.

Ahora hay un proyecto presentado por Santiago Carreras, Senador de la Provincia de Buenos Aires, que dispone la creación de Unidades Fiscales Especializadas en la investigación de violencia en el deporte y delitos conexos. Un avance en esta temática que buscar ser parte de la solución.

La implementación definitiva y total de AFA PLUS, también colaborará. No podrá darse la reventa. Cada hincha o persona que asista a un Estadio (dirigentes, periodistas, empleados y hasta jugadores) estarán identificados. 
No ingresarán quienes tengan antecedentes. Aunque algunos intenten desacreditar la idea, de implementarse será clave.

Todo esto se podrá llevar a cabo si hay decisión política. Si hay colaboración de TODOS los sectores.
Todos junto. De una vez por todas contra los violentos. A favor del espectáculo.

Como Periodista pero principalmente como hincha del fútbol deseo no ver más un partido a puertas cerradas. Sueño con disfrutar de ambas parcialidades en cada partido. De la A a la D.

Que el fútbol sea una fiesta, para la familia, para los verdaderos hinchas. 

Que quienes provocan desmanes, por más menores que sean, no entren a un Estadio.

Quizás suena utópico. Pero alguna vez eso existió. Y debería volver a existir.

Por Diego. Lautaro. Stella. Pequi y vos que llegaste a este punto de la nota.