La cara del inglés Hamilton tras dejar la pista en la vuelta 39 lo decía todo. El manager de Mercedes, el expiloto Niki Lauda, intentaba evadir las preguntas de la prensa. Rosberg subió al podio para recibir los laureles del segundo puesto y fue silbado por el público. Un lío total en la escudería Mercedes.

El choque que protagonizaron los compañeros del equipo Mercedes, primero y segundo de la tabla de posiciones de pilotos de Fórmula 1, sucedió en la segunda vuelta de la carrera. El alemán se acercó al coche de Hamilton con la intención de adelantarle en la curva de Les Combes, pero Rosberg tocó la rueda trasera izquierda del W05 del inglés en su intento y le causó un pinchazo, que le obligó a entrar en boxes y, posteriormente, a abandonar.

Eso ubicó al británico en la posición 19, de la que nunca pudo recuperarse, y el motivo final de su abandono en la vuelta 39. Luego de ello, Rosberg hizo una gran carrera y terminó segundo, y estiró la ventaja como puntero del certamen sobre su perseguidor, que es... ¡Hamilton!

Pero Rosberg quedó como el malo de la película, primero lo silbó el público cuando subió al podio, luego Niki Lauda lo fulminó con sus declaraciones, al señalar que "Lewis (Hamilton) no tuvo ninguna culpa en todo esto, eso está claro. Lewis no hizo nada mal; estaba liderando y el otro atacó, así que no hay fallo de Lewis".

Rosberg dijo estar "decepcionado" por arruinar el plan de Mercedes, pero aclaró ante la prensa que debían "ver las imágenes de la televisión" antes de opinar.

Mejor no Nico. Las imágenes son fulminantes. "Me siento traicionado. Todo el equipo se siente traicionado. No hemos decidido nada todavía, estamos calientes, pero tenemos que reflexionar, todos juntos, para saber si hace falta imponer órdenes de equipo", dijo uno de los máximos dirigentes de la escudería, Toto Wolff, ante una multitud de periodistas.

El que no habló fue Hamilton. Debe seguir recaliente.