Era el mejor tenista juvenil del mundo a los 12 años pero las adicciones lo alejaron de triunfar: cuál es la historia de Todd Ley
Conocé la historia de vida de este tenista del que se esperaba sea un prodigio del deporte, pero las adicciones culminaron con su prometedora carrera.
Se trata de Todd Ley, un australiano que, a los 12 años, alcanzó el reconocimiento como el mejor jugador de tenis del mundo en su categoría. Sin embargo, ahora, a sus 36 años, siente aversión por el tenis, aunque no puede desligarse de él.
Sus padres lo condicionaron exclusivamente para convertirse en tenista, impidiéndole desarrollar intereses en otras áreas o formarse en algo distinto a la raqueta.
Quién es y cuál es la historia de Todd Ley, el tenista que por sus adicciones no llegó tan lejos como se esperaba
Todd Ley es un exjugador de tenis que vivió una intensa y turbulenta relación con el deporte. A los tres años, comenzó a jugar al tenis, destacándose rápidamente. Proveniente de un hogar disfuncional, el tenis fue tanto un refugio como una imposición. Con solo 11 años, fue fichado por IMG, convirtiéndose en el jugador más joven en lograrlo. A los 12, ya era el número uno del mundo en su categoría, ganando torneos internacionales como el Eddie Herr y destacándose en la Orange Bowl.
Desde muy joven, Todd pasó la mayor parte de su tiempo en la academia de Nick Bollettieri en Estados Unidos, un lugar que se convirtió en su hogar. Allí convivió con grandes figuras del tenis, pero también enfrentó la soledad y la presión extrema de un ambiente que lo veía más como un "hacer humano" que como un ser humano. Su padre fue el motor de su carrera, empujándolo hacia el éxito, aunque Todd no disfrutaba del deporte y sentía que vivía atrapado en un plan diseñado por otros.
A los 17 años, después de años de presión y conflictos internos, decidió abandonar el tenis. Sin embargo, no pudo hacerlo de forma directa; tuvo que fingir lesiones y enfermedades para justificar su retiro. Esta decisión lo llevó a un distanciamiento con su familia y a una nueva conexión con su padre a través del alcohol, relación que eventualmente se tornó destructiva. Todd logró superar ese período y se dedicó a entrenar, convirtiéndose en un entrenador de renombre que trabajó con campeones de Grand Slam.
La experiencia de Todd no solo refleja las dificultades de los prodigios del tenis, sino también el impacto de los padres, las federaciones y otros actores que rodean a los jóvenes talentos. En su libro Smashed, Todd narra su historia y analiza la dinámica detrás de estos entornos, mostrando cómo pueden moldear, y a veces dañar, a las personas involucradas. Para él, escribir su libro fue un proceso de sanación, aunque asegura no tener esperanzas de cambiar el sistema.
Hoy, a los 36 años, Todd vive alejado del tenis como jugador, aunque sigue vinculado al deporte como entrenador. También ha explorado la escritura y los medios, buscando narrar historias auténticas sobre el mundo del tenis. Aunque asegura no ser un activista, espera que su libro llegue a quienes puedan necesitarlo, ofreciendo un testimonio sincero de su experiencia.