"Las manifestaciones son un ejercicio libre y democrático. Nuestra actuación es para impedir acciones violentas. El objetivo del gobierno es cosechar datos e informaciones para prevenir manifestaciones violentas", expresó el secretario para Seguridad Pública de Grandes Eventos, Andrei Passos Rodrigues.

El funcionario aseveró que, pese a que la ola de protestas en la Copa Confederaciones –que en uno de los días llegó a reunir a más de un millón de personas en 140 ciudades– no era esperada, el gobierno considera que logró hacer frente satisfactoriamente al desafío.

"La Copa Confederaciones fue un test muy intenso, y movilizó a más de 55.000 policías expertos en seguridad pública. Afortunadamente, no hubo ninguna persona muerta ni heridos graves, ni tampoco nada que perjudicara la celebración del torneo o impedimentos para el libre desplazamiento".

"Una reciente encuesta revela que el 70 por ciento (de los visitantes que recibió Brasil en la Copa Confederaciones), aprobó la seguridad pública, y que más del 90 por ciento se dispone a regresar a Brasil para el Mundial, lo que significa que hemos sido aprobados", agregó, en una rueda de prensa concedida en Costa do Sauípe, donde el viernes habrá el sorteo final de los grupos del Mundial.

Con Passos Rodrigues coincidió el consultor de la FIFA para temas de seguridad en Brasil 2014, el sudafricano Andre Pruis: "Creo que las medidas que adoptaron eran las únicas que podrían adoptar en aquella etapa".

El secretario brasileño aseveró, sin embargo, que el gobierno todavía "no está conforme", y que se dedica ahora a elaborar un "protocolo de actuación", incluso para evitar que se repitan casos de uso excesivo de la fuerza contra las protestas.

"Deseamos también tener un diálogo abierto con los movimientos que organizan las manifestaciones para tener normas claras", concluyó el funcionario.