El 22 de junio de 1986, el Estadio Azteca de México DF fue testigo de hasta qué punto un futbolista puede exaltar a las masas para engrandecer su leyenda. Ese día, Argentina se enfrentaba a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México 1986 y Diego Armando Maradona se despachó con el mejor gol de la historia y con "La Mano de Dios", el gol más tramposo de los mundiales.

Aquel fue un encuentro que simbolizaba algo más que un partido de fútbol entre dos países que apenas cuatro años antes se habían enfrentado militarmente en la guerra de las Malvinas y ambos tantos quedaron grabados para siempre en el imaginario colectivo de los aficionados al fútbol.

El conflicto bélico, como era de esperar, se saldó con un rápido triunfo británico que ayudó a acelerar la caída de la dictadura militar argentina y daría paso, unos meses después, a la llegada de la democracia tras la victoria electoral de Raúl Alfonsín.

Probablemente, esos goles no serían lo mismo si no vinieran acompañados de la emocionante relato de Víctor Hugo Morales, que acompañará para siempre con su "barrilete cósmico" el gol más maravilloso de la historia de los mundiales.

Este 22 de Junio de 2014, 28 años después, el Mundial de Brasil está en marcha y el "heredero", otro pequeño capitán con la 10 en la espalda, nos regaló un golazo antológico en la víspera del aniversario de aquel histórico partido para que los argentinos volvamos a acostumbrarnos a llenarnos la boca de gol.