Joyas, rarezas y ediciones de lujo en la "curaduría" de Waldhuter
Dialogamos con Gabriel Waldhuter gerente de la distribuidora homónima y Presidente de la Comisión de Profesionales de la Fundación El Libro sobre esta nueva edición que va llegando a su fin.
Se habla de las librerías, las editoriales, los editores- entre otros- como figuras claves a la hora de pensar y comprender los procesos del mercado literario.
Pero también están las distribuidoras, muchas de las cuales, se entremezclan con el arte de editar y vender. Conversamos con Gabriel Waldhuter que nos cuenta acerca de esta distribuidora que hace veinte años se encarga de ampliar los horizontes de "cinco mil libros de ficción y no ficción producidos por más de cien editoriales argentinas, chilenas, mexicanas y por lo más destacado de la producción editorial de España".
- ¿Cómo fue pensar el stand de la distribuidora en la Feria del Libro?; ¿qué quieren transmitir con sus elecciones para la venta?
Gabriel Waldhuter (G.W.)- Pensar el stand es una tarea ardua, y que lleva exactamente un año. Empieza el día posterior al del término de una edición y dura hasta el inicio exacto de la siguiente feria. Naturalmente, este ejercicio de pensamiento tiene varias etapas, entre ellas la evaluación, la autocrítica, la decisión de cuál será la ubicación del stand el próximo año, la elección del equipo de trabajo, el diseño del stand, la elección del catálogo, la comunicación de nuestra presencia, y un sinfín de variantes.
Lo que queremos transmitir cada año es sorpresa, que el lector se sienta con ganas de descubrir editoriales, autores, y títulos, recién llegados al país.
Pero también las últimas novedades editadas por los sellos argentinos que representamos.
- ¿Qué "joyas" te llevarías o considerás imprescindibles de las que ofrecen este año?
G.W- Me resulta muy difícil esta elección, por todo lo que queda afuera, pero puedo acotar: Gente, años, vida, de Ilia Ehrenburg (Acantilado); La casa de hojas, de Mark Danielewsky (Alpha Decay); Shakey. La biografía de Neil Young, de Jimmy Mc Donough (Contra); La formación de la clase obrera en Inglaterra, de E. P. Thompson (Capitán Swing); El último trabajo de Natsume Soseki: Kokoro (Impedimenta) y un notable trabajo de Nórdica: el libro Dibujos, de Sylvia Plath.
- ¿Sentís que hay alguna diferencia con esta edición de la Feria Internacional con respecto a sus anteriores?
G.W- Cada feria es distinta y un poco mejor que la anterior. Posiblemente el cambio más notorio no es advertible al público, sino que se ha desarrollado durante las Jornadas Profesionales: hubo nuevos servicios que la Fundación El Libro ha prestado a los libreros, para hacer más efectiva su presencia en la Feria, por ejemplo el servicio de logística gratuita, que ha transportado más de 10 toneladas de libros por todo el país, en forma gratuita para ellos, producto de sus compras. La programación de más de siete propuestas de capacitación, para los profesionales del libro que nos visitan, durante las Jornadas.
Lo que buscamos en esos 3 días de intenso trabajo es que todo lo que tenga que ver con el libro, suceda dentro de las Jornadas de Profesionales.
En las Jornadas de Profesionales, tenemos como prioridad 3 ejes: los negocios, la capacitación y la vinculación Profesional
- Recientemente Roberto Calasso publicó en el libro "La marca del editor" que la edición es un oficio que implica un "arte"; ya que publicar un libro equivocado es como introducir un personaje erróneo en una novela. ¿Creés que puede aplicarse esa misma lógica a una distribuidora?
G.W- Al especializarnos en ventas mayoristas, más que de la inclusión de “un libro equivocado” en nuestro caso se trata y se amplía a la inclusión de “una editorial equivocada”, en el sentido que rompa la armonía y la homogeneidad que intentamos dar a nuestro catálogo.
- Para aquellos que no están inmersos en el mundo editorial ¿Cuál es la función de una distribuidora?
G.W- Hay distintos tipos de distribuidoras: desde aquellas que pueden conseguir libros de todas las editoriales y surtir a las librerías; otras que se especializan, por ejemplo, en textos escolares; otras como la nuestra, que somos más bien representantes de una selección de editoriales, y que trabajamos todo el fondo de cada uno de estos sellos; también existen aquellas más especializadas en editores locales o los distribuidores importadores.
La función de una distribuidora es la de intermediar entre editor y librero, poder atender las demandas de este último, y lograr una buena exposición de las editoriales que representa en las librerías a las que atiende. Tratar de brindar un servicio rápido y efectivo en beneficio del principal actor de la cadena: el lector. Al que todos queremos tener con nosotros.
- ¿Qué es lo que hace que Waldhuter sea distinta a otras en el país?
G.W- Estamos trabajando hace 20 años, en forma independiente. Nuestra preocupación principal es la de conformar un catálogo homogéneo y de calidad, para ofrecer a las librerías. Un trabajo eficiente y respetuoso para que las editoriales se sientan bien representadas y las librerías bien atendidas.
El stand de la Feria es una muestra de nuestro trabajo cotidiano: se ha hecho una verdadera “curaduría” del material que se ha llevado, se ha elegido título por título, y las cantidades necesarias. Se han combinado temas, autores, épocas históricas, editoriales que, finalmente, no compiten entre ellas, sino que conforman un verdadero espacio de diversidad cultural, del que nos sentimos orgullosos.
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Waldhuter
41 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, stand 520 del Pabellón Azul