La obra de Federico Uribe tiene el encanto que no logran todas las obras de arte, algunas pueden conmover, otras invitar a la reflexión o incluso sacarnos una leve sonrisa, pero su trabajo en particular tiene el encanto de sorprender.

La sorpresa viene por el lado de como logra resignificar ciertos objetos- muchas veces desechados- para convertirlos en una nueva expresión que estimule nuestra imaginación. Hay un arte de la corporalidad que obtiene a partir del uso de cables, latas, botones, y cualquier otro objeto que, en las manos de Uribe, se transforma siempre en algo más.

Uribe, radicado en Miami,  nos respondió este breve ping pong y nos invitó a conocer un poco más sobre la estética de su  trabajo.

-  Tenés un estilo que busca elevar a arte objetos cotidianos ¿cómo surge esa necesidad de ahondar en las formas que ofrecen aquello  que nos rodea?


Federico Uribe (FU)- Todos los objetos que usamos en la cotidianidad fueron diseñados por alguien con un propósito utilitario pero con características estéticas decididas por ese alguien. Lo que yo hago es reconocer las posibilidades plásticas del objeto mas alla de su uso; es leer la realidad manufacturada sin conceptualizarla, solamente tomando en cuenta sus características físicas, su forma,  color,  textura, peso, etc... y  hacer  de  este objeto un material.



- Comenzaste tu carrera artística abordando  el erotismo, la religión y los entrecruzamientos que derivan en la moral y la culpa ¿ hoy sentís que es una etapa superada o que todavía esa carga tan concreta atraviesa tu obra?


FU- Yo soy el que soy y hablo del que soy. Por lo tanto  debe haber siempre una carga de eso y muchas cosas más. Uno es esencialmente el mismo en distintos momentos de la vida pero con distintas lecturas de la realidad: un hombre de 20 años entiende su sexualidad, la religión organizada, la política, la paternidad, etc; de una cierta manera y este mismo hombre a los 50 años va a entender esas cosas con estos mismos ojos pero con un visión alterada por la experiencia.



- ¿Cómo fue el pasaje de la pintura a la "corporalidad" de la esculturas e instalaciones? ¿O fueron artes que siempre trabajaste en conjunto?


FU- No. Un día dejé de pintar con éleo. Ahora pinto con objetos. En algunas ocasiones, no lo puedo explicar, tuve la necesidad de  hacerlo. Siempre me gustó la artesanía y después de hacer pequeños objetos sin pretensión, adquirí confianza en el uso de estos materiales y de sus posibilidades plasticas y empecé a crecer allí.



- ¿Quiénes te inspiran?;  ¿Qué leés, mirás o escuchás?


FU- Me  interesa el teatro, el ballet, el cine, la música clásica, el jazz, la literatura clásica- y algo de la contemporánea-,  la historia de mundo, de la religión y de las ideas politicas. Me gusta todo lo creado con el propósito de la belleza. Estoy obsesionado con el conocimiento. No me acuerdo de casi nada pero me divierte. Yo no creo en la inspiración, creo en la disciplina. Hacer es pensar. Lo otro es perder el tiempo esperando a que aparezcan las ideas que tienen los que están trabajando

- ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?


FU- Estoy elaborando una serie de cuadros hechos con lápices utilizando una técnica que se asemejanza al tejido de los gobelinos.

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Los gobelinos son tapices que eran hechos por  la Manufacture Royale des Gobelins de Paris, en dónde habitualmente se representaban batallas o escenas míticas.  Mientras tanto Uribe nos deja apreciar otras esculturas  en un proceso de resignificación de un objeto tan cotidano y presente en nuestra vida cotidiana como los lápices.

Para conocer más de la obra de este interesante artista colombiano se puede visitar: www.federicouribe.com

Federico Uribe: Nació en Bogotá, Colombia en 1962 y actualmente vive y trabaja en Miami. Su obra adopta un carácter híbrido que genera resistencia a la clasificación. Uribe es un artista conceptual que retoma el lenguaje pop a través del uso de objetos de la vida cotidiana, pero con una referencia a la historia y a la tradición del arte clásico. Expuso en el Art Museum of the Americas; FUMI Gallery (Reino Unido); y en el Oratorio di San Rocco, (Italia), además en Alemania y diversas galerías de Miami y Estados Unidos.