Edgardo Vallarino de la XL Brass Band: ''El jazz no es sólo negro''
Al igual que con cualquier conjunto de bronces, a la XL Brass Band conviene verla en vivo para entender realmente de qué se trata. Dialogamos con el lobbista autodesignado de la banda.
Imaginen –total es gratis- un mundo donde jamás hubiera ocurrido el tráfico de esclavos y en el cual la cada vez más envejecida Europa hubiera realmente ido a fondo con los ideales humanistas de la revolución francesa, un mundo sin los vaivenes de las reformas y contrarreformas, de las contrainsurgencias, un mundo sin religiones monoteístas, ni imperios, ni Obama Premio Nobel.
Pues bien, en un mundo así, el mejor de los posibles, no existirían el jazz, el blues, el soul, el funk, el rock, el rap o el reggae. Y para el caso, tampoco el “Second Line”, otra música de raíz afro a de la que seguramente no habrán oído mencionar, cosa que empieza a arreglarse desde ahora. Compuesta de tuba, trombón, trompeta, saxo y cocktail-drum (una especie de batería portátil que se toca de pie), la recientemente formada XL Brass Band es la primera orquesta de Second Line del país, embajadores de uno de los géneros más fiesteros inventados por la cultura negra del sur de los Estados Unidos. Si pasaron por Plaza Francia o Plaza Serrano últimamente, quizás los hayan podido ver a estos cuatro (a veces, cinco) personajes que tocan de pie, se mezclan con la gente y no paran un segundo de arengar a su público. Sonido crudo: nada de cables, ni micrófonos, ni parlantes, pero sí, mucho pulmón y ganas de pasarla bien, lo cual no es otra cosa que el espíritu mismo del “Second Line”.
A finales del siglo XIX, Nueva Orleans era un crisol de culturas, una olla a presión en cuyos arrabales se fundían a velocidad acelerada ritmos y estilos de la música negra con instrumentos y pautas musicales traídas de las partes más distintas de Europa. Capa sobre capa sobre capa de poblaciones: españoles, africanos, franceses, yanquis. En este contexto, el Second Line nace de la música que tocaban los negros que cerraban la marcha de los desfiles funerarios, pero con una vuelta de tuerca tremenda. Como pasa en cualquier velorio de pueblo, donde en el centro tenemos a los deudos y los familiares directos, mientras en la periferia se juntan vecinos y parientes lejanos que van por los sandwichitos o para intercambiar chismes poco decorosos sobre el difunto, el Second Line convertía el rito solemne en ocasión social. Eran los colados de la procesión y expresaba el espíritu carnavalesco y plebeyo de la ciudad del Mardi Gras, lo que explica que no sea una música triste (como el blues) o compleja (como por momentos, es el jazz puro), sino todo lo contrario. Es catártico, movedizo y como los músicos de la XL, bastante desfachatado.
Al igual que con cualquier ensamble de vientos, a la XL Brass Band conviene verla en vivo para entender realmente de qué se trata. Los instrumentos de viento son como los Panzers de la artillería musical, subrayan y superponen las melodías, rociando literalmente el sonido sobre el público, y la XL, que tiene cuatro, explota esta cualidad al máximo. En este sentido, es una banda en el mejor sentido efectista, que rompe filas y agita y a la que no le interesan las tarimas en lo más mínimo, quizás uno de sus principales encantos. Tocan para que se arme fiesta y los músicos, están ahí mismo mezclados con su gente.
A propósito de todo esto, Edgardo Vallarino, percusionista, teórico trascendental y lobbista autodesignado de la banda, nos amplia un poco el panorama.
–Contanos de qué se trata el Second Line, el Nola Roots y otras música que hacen.
Edgardo Vallarino (E.V.)- Second Line es una situación. Se le llama así porque en los funerales tradicionales de New Orleans, el primer grupo de gente está constituido por el finado y los familiares directos, mientras que en una "segunda línea" va la banda y los amigos, tocando marchas en tonalidades menores, lentas, lúgubres. Cuando termina el servicio, se dan vuelta y la banda queda adelante, ahí se marchan del cementerio tocando marchas alegres, festivas, suponiendo un ascenso del difunto al cielo. Nola Roots viene a ser "raíces de New Orleans", Nola es una abreviatura de New Orleans (New Orleans, Louisiana). El Second Line celebra la vida. Como género, está compuesto por ritmos de "marching band", "streetbeats", algunos toques de latin y mucha síncopa, primo segundo del dixieland. Pensá que New Orleans estuvo en manos de franceses y españoles, antes de formar parte de EE.UU. y por lo tanto, es una ciudad en la que se generó un gran sincretismo, quizás único en el mundo. De hecho, fue la única ciudad en donde a los africanos -y luego afroamericanos- les permitieron expresar parte de su cultura.
-¿Dónde están tocando habitualmente?
E.V.- Tocamos literalmente en todos lados y a cualquier hora, en Plaza Francia, en Plaza Serrano o en Lanus, tambien en bares o clubes como en Uniclub, en Espacio Despierta, en La Gran Jaime, etc. Tambien tocamos en eventos sociales, generalmente a partir de alguien que nos vió en la calle. La vía pública es la mejor vidriera y el boca a boca, la mejor publicidad. Parece un slogan, pero es cierto. Lo bueno de la XL es que no precisamos electricidad, condición que nos permite tocar. literalmente, en cualquier lado. La idea principal es ir a buscar al público. Siempre. En un momento en donde los músicos nos quejamos porque no hay lugares, nosotros generamos el espacio. Pensá que aparte de todo, lo nuestro se complica, porque técnicamente tocamos jazz y es puramente instrumental, digo, no hay un estribillo ganchero. Pero la cosa va. La gente responde. Ahí te das cuenta que el elitismo que rodea al jazz es pura ilusión. Como cuando tocamos en la peatonal de Lomas y se nos acercó una señora súper humilde con su hija agradeciendo lo que habíamos tocado, aunque desconociera el estilo. Nosotros la salimos a buscar y siempre nos sorprendemos con las consecuencias.
-¿Cómo qué llegaron a tocar estos géneros negros que para el común de la gente no son tan conocidos?
E.V- Disparaste una buena pregunta. Creo que es bueno remarcar que el jazz no es sólo negro. El jazz es una ensalada de frutas, donde conviven países de África, España, Inglaterra, Irlanda, Haití, Francia, digamos, la tradición, los instrumentos y las estructuras europeas junto a la síncopa, el concepto de clave, las pautas de pregunta y respuesta, el delicioso atresillado en las corcheas, etc.
Lo paradójico, como bien decís, es que sea desconocido, o peor, elitista, porque su origen es 100% popular. ¿Quién fue el irresponsable que decidió que la escucha debía ser pasiva? Ok, cuando la música es introspectiva, listo, explotá por dentro, pero si hay swing, corré la mesa. Por suerte la línea que bajamos en la XL es súper clara, cero postura, pura fiesta y buena música.
-¿Y qué sería entonces lo más lindo, lo más disfrutable, lo que más les gusta de estas músicas?
E.V- Para mí, el Second Line es una síntesis perfecta. Rítmicamente lo tiene todo. Armónica y melódicamente no tiene techo, puede ser algo más tradicional como la Treme BB, más blusero, como los DirtyDozen BB o con progresiones más complejas, como la Youngblood BB. Por otro lado, al ser un género improvisatorio, nunca tocás lo mismo o de la misma manera, todo se somete a la onda que haya o no en el concierto. A nivel banda, lo que más nos gusta es que la gente baile, que una vez que entendió la propuesta, se deje llevar. Y que baile como quiera. El feedback que se genera con gente bailando es único, es ancestral, es ritualístico, es antropología pura. Lo que tocamos alimenta el espiritu de alguien, y ese alguien nos motiva con su alegría, con su danza. Y así celebramos la vida. Suena medio hippie, pero es posta.
-¿Cómo, dónde y de qué manera, se formó la banda?
E.V- Con Federico (Correa Louzao, en tuba) nos conocimos tocando en La Imposible Brass Band, banda italiana liderada por el gran trombonista argentino Wili Noya. Luego quedamos en armar algo. Cinco meses despues nacía la XL Brass Band. Daniel (Falabella, en trompeta) tambien estaba en una BB, por lo tanto tenía digerido el estilo. Gerardo (Santos, en saxos) tiene la doble de tocar muy bien jazz y funk, y Santiago "El Turco" (Consiglieri, en trombón) es un todo-terreno de la música popular, sea salsa, funk, cumbia o jazz, etc. Estuvo todo dicho en el primer ensayo. Yo soy un amante del estilo desde 1996. De hecho, saqué un libro con Editorial Ellisound llamado "Second Line & otros ritmos de New Orleans", en el 2008.
-¿Hay planes para grabar un disco?, ¿qué nos podés contar, anticipar al respecto?
E.V- Estamos en pleno proceso de grabación y venimos ensayando a lo Rambo para lograr la espontaneidad del vivo. Yo diría que pongan XL Brass Band en el google y que elijan la modalidad de contacto que prefieran. Tenemos website, canal en youtube, twitter, facebook y toda la novela. Estén atentos porque el año que viene sale el disco seguro.
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La XL Brass Band son:
Federico Correa Louzao - Tuba
Edi Vallarino - Batería
Gerardo Santos - Saxos
Daniel Falabella - Trompeta
Santiago "Turco" Consiglieri – Trombón
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