Cuando las fronteras cuentan: Ucrania controlará libros y películas rusas
En respuesta a la escalada de agresiones que viene desarrollándose entre ambos países y la posible guerra civil al interior de Ucrania, Kiev anunció que establecerá una cuota de control sobre las producciones culturales rusas.
El viceprimer ministro ucraniano Alexander Sych, del partido nacionalista Svodoba, anunció que creara una cuota para "proteger la industria local de la mayoría de volúmenes extranjeros" en especial los textos provenientes de Rusia en creciente conflicto con ese país.
Además las películas rusas deberán tener, a futuro, un "visto bueno" para determinar "que son acordes con la ley nacional", informaron las autoridades del instituto cinematográfico de la capital ucraniana.
"Nada más lejos de decir que todos los libros rusos son malos -afirmó Sych en una conferencia de prensa- Pero nos vemos obligados a proteger a los consumidores ucranianos de productos editoriales xenófobos que buscan desestabilizar la situación en el país".
El conflicto entre Ucrania y Rusia no es nuevo pero estalló a partir de la crisis del gas y los bandos separatistas ucranianos que alteraron la paz del país celeste y oro. Además la caída del avión de Malasyan Airlines (derribado por un misil) en territorio ucraniano generó gran cantidad de teorías conspirativas entre ambos países y la comunidad internacional.
Desde su independencia,en 1991, de la Unión Soviética, Ucrania viene realizando tareas de promoción cultural de su idioma nativo ya que el ruso se impone en el consumo cotidiano.
La protección de la cultura ucraniana es una tarea importante pero se espera que no derive en la censura previa o en la defenestración de la cultura rusa utilizando como excusa el conflicto político- económico que se cierne sobre ambos países. La cultura suele desconocer fronteras hasta que alguien la amordaza.
La censura previa
El "control" de ciertas producciones culturales puede tener su costado más oscuro. Salvando las distancias con el actual conflicto ruso- ucraniano, en nuestro país la censura previa y el control de los consumos culturales vivenció su etapa más oscura durante la última dictadura militar.
Vale recordar cuando el 29 de abril de 1976, el Regimiento de Infantería Aerotransportada de La Calera, Córdoba, hizo arder una montaña de libros. El comunicado oficial decía: "Se incinera esta documentación perniciosa que afecta al intelecto y a nuestra manera de ser cristiana, a fin de que no pueda seguir engañando a la juventud sobre nuestro más tradicional acervo espiritual: Dios, Patria y Hogar". Como así también se implementaron manual esescolares :"Cómo reconocer la infiltración marxista en las escuelas" (1977).
El control de qué se lee, qué se observa y qué se consume culturalmente siempre puede ser un arma de doble filo. Esperemos que Rusia ni Ucrania no lleguen tan lejos.