El espectáculo que iluminó el cielo de varias ciudades de Estados Unidos duró tan solo unos segundos pero fueron suficientes para quedar marcados en las retinas de los afortunados testigos de este fenómeno natural.

La bola de fuego verde que provocó la desintegración de un meteorito en nuestra atmósfera fue vista desde varios estados de ese país, e incluso hubo testigos que afirmaron haberla visto en Ontario, Canadá.

Afortunadamente, como suele ocurrir, la roca espacial terminó hecha polvo metálico en el suelo de nuestro planeta sin causar heridos.