Un agujero negro que se desplaza a 7,5 millones de kilómetros por hora
Astrónomos de la NASA hallaron, a 8 mil millones de años luz de la Tierra, un supermasivo agujero negro en una galaxia denominada 3C 186 que no deja de desplazarse.
Un agujero negro supermasivo que se encuentra en una galaxia denominada 3C 186, a 8 mil millones de años luz de la Tierra, se desplaza a la increíble velocidad de 7,5 millones de kilómetros por hora devorando absolutamente todo a su paso.
Una increíble velocidad que le permitiría llegar en menos de 3 minutos de la Tierra a la Luna, pero su ubicación es todavía demasiado lejana para que haya preocupación en la Vía Láctea.
Los científicos están obsesionados en entender cómo es posible que un agujero negro que pesa mil millones de veces lo que pesa el sol pueda desplazarse a tamaña velocidad. El líder del equipo científico, Marco Chiaberge, líder de la investigación especula con que el extraño comportamiento del agujero es el resultado de las ondas gravitatorias de otro par de agujeros negros que chocan. Al parecer, la debilidad de la galaxia 3C 186 provocó que se fusionara con otro sistema y, por añadidura, sus agujeros negros también se mezclaron.
El agujero negro supermasivo fue detectado en una imagen tomada por el telescopio espacial Hubble de la NASA. La mancha difusa que implicaba la galaxia 3C 186 contenía un punto curiosamente brillante, resplandeciente. "Pensé que estábamos viendo algo muy peculiar", destacó Chiaberge en un comunicado de prensa.
Hace más de 100 años, Albert Einstein señaló la existencia de un fenómeno semejante que involucraba ondas gravitacionales, las cuales definió como ondulaciones en el tiempo-espacio causadas por los potenciales eventos más catastróficos del universo.
¿Qué son las ondas gravitacionales?
Albert Einstein, en la teoría de la relatividad en 1916, señaló que los cuerpos con una gran masa producen energía y ondulaciones en el espacio- tiempo. Esas ondas, metafóricamente llamadas "olas cósmicas" son las que se denominan gravitacionales. Éstas viajan a la velocidad de la luz y poseen un patrón característico. Cuando ocurre la explosión de una estrella supernova o la colisión de agujeros negros se producen estas ondulaciones expandidas que alteran la calma del universo.