Los pozos, en total unos 200 de entre 5 y 900 metros, "podrían ser útiles para la actividad humana en la superficie de la Luna", indicó Robert Wagner, científico de la Universidad Estatal de Arizona y creador del algoritmo usado para localizar las 'madrigueras'.

Ese algoritmo informático se usa en la cámara de ángulo estrecho de la sonda 'Lunar Reconnaissance Orbiter' (LRO) para escanear miles de imágenes de alta resolución de la superficie lunar.

"Los fosos podrían ser útiles para la actividad humana en la superficie de la Luna", indicó Wagner. "Un hábitat situado en un pozo -lo ideal sería de varias decenas de metros bajo una roca saliente- proporcionaría una ubicación muy segura para los astronautas: sin radiación, micrometeoritos, posiblemente muy poco de polvo, y sin salvajes cambios de temperatura entre el día y la noche".

El científico dijo además que la mencionada sonda fue capaz de fotografiar un 40 por ciento de la superficie lunar, y por eso la investigación se centra en averiguar si hay más pozos en las áreas no exploradas.

Para comprender el proceso de formación de estos pozos y cuevas los investigadores planean introducir allí nuevas sondas.