"Es una coronación a un largo esfuerzo que hemos hecho", dijo el paleontólogo Sebastián Apesteguía, investigador del CONICET en la Fundación Félix de Azara, de la Universidad Maimónides, quien señaló que la especie descubierta fue nombrada como Leinkupal laticauda, que en idioma mapudungún o mapuche significa "familia de cola ancha que desaparece".

Es que se trata del último hallazgo mundial conocido de un dinosaurio de la familia de los diplodócidos, cuya cola determina otra rama de estos animales y les servía para dar coletazos laterales, según informa el diario Tiempo Argentino.

A diferencia del brontosaurio hallado en Norteamérica, uno de cuyos ejemplares se exhibe desde 1912 en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, el Leinkupal laticauda mide nueve metros de largo.

Apesteguía adelantó que, no obstante el hallazgo, su equipo va a seguir explorando el cretácico inferior: "En primer lugar, estamos lejos de decir que conocemos la anatomía del dinosaurio que encontramos; pero además hay otros dinosaurios que aparecieron en el mismo lugar y los estamos estudiando. En paleontología lleva mucho tiempo hacer las cosas, así que tenemos para rato."

En efecto, para este misma época pero del año pasado, un encuentro de similares características se producía la localidad neuquina de Aguada del León: hallaban también una nueva especie, bautizada como Comahuesaurus windhauseni.

El investigador del Conicet y del Museo Eugidio Feruglio (MEF), José Luis Carballido, explicaba entonces que "esta nueva especie tenía las patas anteriores más cortas que las posteriores, al revés que los saurópodos que comían de los árboles, los cuales poseían además un cuello larguísimo; características en algún punto semejantes a las jirafas actuales".

Según el investigador, "encontramos vértebras cervicales, vértebras de su dorso y también de su cola, que era bastante extensa, como así también partes de sus patas, por lo que pudimos alcanzar una buena idea de la anatomía general del animal y compararlo con todos los registros de saurópodos semejantes que hay en el mundo".

"Este saurópodo duplicaba la masa corporal de un elefante, por lo que tenía una alta demanda energética y debía pasar varias horas al día alimentándose, por lo que la vegetación debía ser abundante en la zona", agregaba Feruglio.