"La naturaleza llamó y Cliff trepó a esa garganta", relató el arquéologo Giles Hamm entre sonrisas para explicar cómo se halló uno de los sitios más importantes para  la prehistoria australiana. 

Fue en la zona conocida como Flinders Ranges cuando en un momento uno de los nativos que formaba parte del equipo de expedición avisó que necesitaba ir al baño. Clifford Coulthard se acercó hasta unas rocas alejadas y le llamó la atención que tuviera marcas de fuego. 

"Que personas enciendan fuego en un cobertizo rocoso, significa actividad humana", planteó el arqueólogo que decidió explorar un poco más la zona. Los rastrillajes permitieron el hallazgo de fragmentos de herramientas sofisticadas y 200 restos de huesos de un gigantesco marsupial que vivió en Australia hace unos 49.000 mil años atrás, según las estimaciones. 

Los aborígenes australianos son los más antiguos que continuaron su civilización, incluso se cree que fueron los primeros que abandonaron África de acuerdo con un estudio genético realizado por la Universidad de Copenhagen. 

"Si llegaron 50.000 años atrás, no les dio mucho tiempo para moverse tan rápidamente hacia el sur. Podría haber sido colonizado mucho antes de eso. Podría ser 55 mil o 60 mil años atrás", cree el arqueólogo que con este hallazgo puede llegar a modificarse completamente la historia de las migraciones en Australia. 

Diprotodon Optatum, llegaban a medir hasta dos metros de alto y pesar 2.500 kilogramos.