El área del cerebro que reconoce rostros se desarrolla hasta la edad adulta
Científicos de las universidades de Stanford, Jerusalén y Düsseldorf presentaron su investigación en conjunto en la que destacan la habilidad exclusiva del córtex cerebral.
El reconocimiento facial del que es capaz realizar nuestro cerebro es una habilidad que no deja de desarrollarse.
Dicha facultad posee tanto valor para el desarrollo del ser humano y su vínculo con los que lo rodean que incluso cuenta con un módulo específico y exclusivo en el córtex cerebral, donde se halla la mente humana.
Las células de dicho módulo siguen proliferándose de manera continua y en el estudio- presentado en la revista Science- es la primera vez que se asocia la multiplicación de neuronas con la maduración de una facultad de nuestra mente.
Desde la década del ´80 cuando se habla de teorías del aprendizaje se plantea que nuestro cerebro realiza una "poda" (pruning) de las conexiones entre las neuronas, la sinapsis, y en la que el cerebro de un recién nacido tiene ya todas las neuronas que utilizará a lo largo de su vida; unas 90.000 millones.
Pero el trabajo liderado por Kalanit Grill-Spector, Jesse Gómez y sus equipos de las universidades de Stanford, Jerusalén y Düsseldorf- en el que analizaron psicológica y cerebralmente a 22 niños (5 a 12 años) y 25 adultos (22 a 28 años)- abre una nueva perspectiva al afirmar que el cerebro sigue generando nuevas neuronas, al menos en lo que corresponde al área del reconocimiento facial; aunque no sucede lo mismo en el área dedicada a la identificación de lugares.
“Hemos descubierto también”, explica Grill-Spector en diálogo con EL PAÍS, “que las regiones que procesan palabras, sobre todo en el hemisferio izquierdo, exhiben desarrollo, pero distinto de las regiones selectivas de caras, porque su desarrollo anatómico no se correlaciona con la eficacia en reconocer palabras”.
“El reconocimiento de caras no es exclusivo de los humanos”, aclara Grill-Spector y señala: “Los otros primates tienen también regiones cerebrales selectivas de caras; pueden constituir una importante habilidad evolutiva, porque tanto los monos como nosotros somos animales sociales”.