El Gobierno rodeó la Biblioteca Nacional con carros de asalto de la Policía
El lunes, permanecían en las inmediaciones del edificio un grupo de vehículos que transportan a los uniformados. Los trabajadores pidieron explicaciones, ya que se sienten acorralados. Las autoridades, en total silencio.
Además de contar con 240 trabajadores menos, el edificio de la Biblioteca Nacional en el barrio de Recoleta, ya deja ver cómo trata la nueva administración a sus empleados: la presencia de carros de asalto de la Policía Federal son una clara señal de intimidación por parte del Gobierno.
Un grupo de entre tres y cuatro vehículos se mantenían apostados en las inmediaciones desde la mañana del lunes, como un signo de tensión o precaución ante posibles reclamos, luego del despido injustificado del 25 por ciento de la plantilla la semana pasada.
"Carros de asalto de la Policía Federal cercan la Biblioteca Nacional. Sin explicación y sin motivo, los trabajadores y trabajadoras que desde temprano fueron llegando al edificio, se encontraron rodeados por efectivos policiales", denunciaron desde una de las cuentas de los empleados en las redes sociales.
Desde la nueva administración, sorprende el silencio del nuevo titular, Alberto Manguel, que aún no dio explicaciones sobre los despidos ni sobre el futuro de la institución cultural. Algunos rumores indican que, quien fue nombrado como el reemplazante de Horacio González, no asumiría por la situación conflictiva con los empleados.
Los trabajadores exigen explicaciones sobre la presencia policial a la directora interina de la Biblioteca,Elsa Barber, y al director designado que asumirá en junio, Alberto Manguel.
En las imágenes difundidas por trabajadores y vecinos pueden verse al menos cuatro camionetas de la División Operaciones Urbanas de Contención y Actividades Deportivas de la Policía Federal cargadas de efectivos. Otra de las fotos muestra en el estacionamiento del edificio un gran ómnibus de la fuerza de seguridad con agentes.
Un nutrido grupo de intelectuales, investigadores, artistas y periodistas de distintas vertientes ideológicas y partidarias divulgaron una carta pública en la que exigen "máximo cuidado y precaución en el tratamiento de una institución (Biblioteca Nacional) que, en los últimos años, no sólo se orientó a preservar, acrecentar, registrar y difundir la memoria impresa de la Nación sino que a la vez fue un espacio de pluralismo y libertad de pensamiento".
Por su parte, Beatriz Sarlo criticó las bajas de empleados en la Biblioteca Nacional y advirtió sobre la falta de proyecto del director designado, Alberto Manguel.