Internet llegó, entre otras cosas, para iluminar rincones que siempre estuvieron a oscuras y para acompañar a quienes adolescen -y no tanto- en el aprendizaje sexual. Eso, sumado a la liberación de la mujer en muchos aspectos pero particularmente en el sexo, hizo que hoy, un trabajo que hace diez años estaba relegado a la clandestinidad, ahora al menos tenga una ventanita por donde asomar la nariz y respirar un poco de aire fresco.

Primero la presento y después muestro un poco la charla. Porque vale la pena la presentación y mucho más lo que hablé con ella. Se llama Florencia pero en el ambiente del porno es conocida como Maria Riot. Una jovencita de 24 años que no tiene ni pelos ni peros en la lengua. Provoca pero con sus propias reglas y tiene muchas cosas más claras que yo a mis 24 y que seguramente, y perdón de antemano por subestimar, ustedes.

Es actriz porno y prostituta. Con el segundo puede hacer el primero que es lo que la hace más feliz. La entrevista es rica y jugosa pero como había tanto por contar opté por dividirla. En esta primera parte Maria Rot nos habla sobre su labor como actriz porno, desde su primera escena, los prejuicios hasta Erika Lust, la directora feminista sueca que causa furor en la industria del porno y la adoptó como una de sus actrices protagonistas en muchos de sus films.

Ser actriz porno, por lo menos en un gran microambiente, hoy tiene un condimento copado: la liberación sexual como bandera. Si te gusta muchísimo coger y querés ser actriz, si te divierte la idea y no tenés problema en hacerlo con quien sea siempre que haya respeto y cuidado, ¿por qué no? Bueno, Maria acá nos cuenta un poquito su historia y esta humilde periodista le pregunta alguna de las cosas que siempre le quiso preguntar a una actriz porno.

Sabemos que te morías de ganas de conocer a la actriz porno Maria Riot, entonces le hicimos una nota

¿En qué momento dijiste “ya fue, soy actriz porno”?

Empecé en el mundo del porno a raíz de trabajar de modelo webcam. Desde chica fui muy curiosa sobre el sexo y el trabajo sexual en sí: leía los clasificados del rubro 69, miraba a escondidas algunas películas que encontraba en la televisión, fantaseaba con ser una de las actrices que salía en la pantalla. Cuando terminé el colegio barajé muchas posibilidades, estudié música y diseño y trabajé en varios lugares. Local de ropa, callcenter, restaurante, supermercado, sonidista de un canal de televisión. Ninguno me convencía ni me presentaba un desafío o un buen reconocimiento económico. Trabajaba nueve horas para alguien más, cansada, sin si quiera un sueldo que lo hiciera valer la pena. Un día en un grupo de Facebook leí que una chica trabajaba exhibiéndose en webcams y que gente la veía y pagaba por ello. Yo lo había hecho gratis algunas veces, así que la idea de hacerlo y además poder convertirlo en mi trabajo al poco tiempo era una realidad. En ese entonces, era insegura sobre contarlo por todos los comentarios negativos que había leído sobre el trabajo sexual, así que me puse a investigar sobre las distintas teorías y a buscar personas que ejercieran. Ahí descubrí a Amarna Miller y su visión del porno: existía otro tipo de porno al que yo conocía, había directores y productores haciendo cosas increíbles y me di cuenta de que yo también quería ser parte de eso.

Siempre tuve motivaciones artísticas y desde chica quise hacer mil cosas: tener una banda, ser actriz, diseñadora, escritora. Estudié un poco de todo, pero con la actuación nunca pude, me daba vergüenza el solo hecho de imaginarme actuando frente a otra gente y un profesor y desistí. Cuando vi este tipo de porno, encontré la combinación perfecta: cine y sexo. Podía empezar a actuar, sin ir a clases -aunque ahora me gustaría ir-, y además tener sexo en cámara, ¿qué mejor que eso?

Me di cuenta de que no solo las filmaciones me motivaban sino todo lo que estaba detrás: una especie de activismo, un mensaje de empoderamiento y autonomía que no había visto en otro trabajo. En las webcams una hace un show e intenta ser creativo: hay muchísimas chicas conectadas y tenés que llamar la atención. Eso me daba muchas ideas para hacer pero me sentía limitada. Poder pasar de tocarme para una página web a hacerlo delante de una cámara profesional y no una webcam fue desafiante, divertido y algo con lo que había fantaseado muchísimas veces. Mi primer video fue para una productora australiana con base en Amsterdam, AbbyWinters. Estando en España, viajé a Holanda y grabé 5 videos con ellos en una semana. Me sentí cuidada, respetada, y me pagaron muy bien. Sus producciones no son mis favoritas a nivel creatividad pero haber empezado con ellos fue ideal. Al viajar, también grabé para una productora que estaba empezando, Zure Room, hecho por una pareja, estudiantes de cine y arte. Su idea de hacer un porno nuevo, artístico, igualitario y original me convenció al segundo y grabé con ellos, además de hacerme muy amiga de ambos. Me mostraron que se podía hacer pornografía distinta a la que aparecía en los canales codificados y que sus ideas y producciones ofrecían algo que le faltaba a la industria: se podía hacer videos cinematográficos con erotismo y sexo explícito y a la vez preciosos estéticamente, sin tener que recurrir a los típicos clichés que suelen usar la mayoría de las productoras mainstream.

¿Te tiene que gustar mucho coger para laburar de algo así? ¿No es un poco agotador? Digo, una pone el cuerpo.

Gustar te tiene que gustar. O sea, uno puede ejercer sin que te guste, pero supongo que la pasarías mal y en algún momento se volvería un inconveniente. Al igual que con otros trabajos, si no te gusta lo que estás haciendo, no lo vas a poder disfrutar y sostener en el tiempo. Todos ponemos el cuerpo cuando trabajamos. Usamos nuestras habilidades para obtener lo que queremos, como un medio para un fin, en este caso, económico. En las webcams, el porno o la prostitución sí se usan los genitales, a diferencia de otros trabajos, pero eso no es lo único que se utiliza: tenés que ser mínimamente pensante, ser estratégico, creativo, tener conocimientos básicos de marketing y publicidad, saber lidiar con situaciones donde se te acusa de cosas muy feas por el simple hecho de hacer pública tu decisión. No somos solo un cuerpo sino seres humanos con un cerebro que nos habilita a pensar y actuar acorde a lo que queramos. Me agotaba más estar nueve horas parada sirviendo café, con un solo descanso de media hora y soportando señoras que se quejaban porque no les gustaba la comida. El trabajo sexual tiene sus pro y sus contras, pero hace dos años que es el trabajo que se adecúa mejor a mis necesidades y el que me ha dado unas libertades y posibilidades que ningún otro me podría haber dado.

Haceme, si podés, una listita de las cinco cosas más geniales de tu trabajo y las cinco menos geniales.

Lo lindo del trabajo sexual para mí es:

*la independencia económica

*la autonomía y libertad

*conocer personas geniales y poder moverse en un ambiente despojado de prejuicios

*ser parte de un movimiento que creo revolucionario y necesario

*poder usarlo como un medio más para expresarme

Lo feo del trabajo sexual para mí es:

*la estigmatización y prejuicios de la sociedad hacia él

*la precarización

*el hecho de que muchos tengan que ocultarlo y vivirlo con culpa

*la falta de visibilización del discurso de quienes lo ejercen

*lidiar con personas que creen que por trabajar con sexo, uno está dispuesto a tenerlo con ellos porque sí

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¿Cómo conociste a Erika Lust?

Conocí a Erika Lust buscando información sobre porno ético, alternativo y/o feminista. Cuando empecé a mandar mails para trabajar con productoras porno, la respuesta que tuve fue desperanzadora. Muchos deben pensar que empezar en el porno y hacerse un lugar en él es cosa fácil, pero la verdad es que no lo es. Tenés que ser paciente, perseverante, y por momentos se vuelve frustrante: los fotógrafos o directores no te responden, sentís que no quieren trabajar con vos y te lo atribuis a algún defecto: llegué a pensar que no era lo mío por lo que dejé de hacerlo al poco tiempo de haber empezado. Me contacté con mis directoras favoritas y no me respondían pensé: el porno no espara mí porque soy fea y gorda. Sin embargo, con el correr de los meses, me daba cuenta de que era algo que me gustaba mucho y que sin intentarlo me sentía aún peor. Contacté a Erika Lust y tuve una entrevista con su productora y editor y quedé encantada. No solo por su trabajo sino por el trato que recibí al ir a su oficina. A los pocos meses, tuve la oportunidad de participar en dos de sus cortos de Xconfessions. Nunca me había sentido tan apreciada, respetada y feliz trabajando. Sus producciones tienen un nivel y una producción detrás que hacen que el resultado final sea de lo mejor que he visto a nivel de cine erótico. No solo me divertí y disfruté mucho haciéndolo, sino que además pude elegir los actores con quién trabajar y la química que tuve con ellos fue totalmente genuina. 

¿Por qué recomendás este cine porno y qué pensás del otro, del de la gran industria? Porque también hay quienes gustan y buscan de lo brutal y lo artificial de todo eso, ¿no?

Recomiendo que la gente mire el porno que quiera mirar. Personalmente, prefiero trabajar con productoras más alternativas porque es lo que cuadra más con mis gustos y donde me siento cómoda. El porno de la gran industria tiene cosas que me agradan, otras que no. No lo demonizo ni pienso que debe dejar de existir, pero sí me gustaría que fuera un poco menos estereotipado, que haya más variedad e inclusión de distintos tipos de personas, cuerpos, ideas. Quisiera que cambie la anulación o la menor importancia que se le da al placer de la mujer, los contenidos sexistas o racistas que tienen muchas productoras y compañías. La participación exclusiva de físicos inalcanzables para la mayoría o de actos que en la vida real llevan a una frustración muy grande al pensar que eso es lo esperado y que nuestro cuerpo y sexualidad no son suficientes y que, por lo tanto, estamos mal. Es importante que los tipos de cuerpos que estamos acostumbrados a ver también sigan apareciendo, pero sería genial que se incluyera más diversidad y que cada uno pueda elegir con cual disfrutar según sus gustos.

¿Cómo es coger mientras te están grabando?

Coger mientras se graba al principio puede resultar raro. Pero me pasa que a los pocos segundos de que empiezan a filmar, me compenetro tanto en la acción que suelo olvidarme que hay personas mirándome. La mayoría de la gente que me dirigió, me brindó la libertad de poder hacer cosas que me gustaban realmente y sin parar la filmación a cada rato, sin obligarme a hacer poses difíciles y raras y eso hace que todo se vea más fresco, natural y real. También me excita mucho que haya personas mirándome tocarme o teniendo sexo, tengo algo de exhibicionista al fin y al cabo.

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Para las mujeres es más fácil, ¿no?

Sí, es más fácil en el sentido de que fingir un orgasmo o el estar caliente es algo que podemos hacer casi todas, en cambio un hombre tiene que mostrar que está excitado, acabar cuando el video está por terminar y no solo cuando ellos así lo desean. Muchas veces se habla del machismo en el porno, y yo no veo que haya machismo, veo que hay sexismo y para ambos. La mujer a veces es solo un ente que da placer y el hombre es solo un pene erecto y gigante que penetra.

¿Fingís orgasmos?

Intento no fingir. Es más, me ha pasado en algunos videos que la estoy pasando tan bien que me olvido que me están filmando y luego lo veo finalizado y me doy cuenta de que tenía todo el pelo en la cara o que hice mil gestos raros. Tanto en videos como en mi vida personal o con clientes, siempre intento realmente disfrutar y sentir placer. A veces se vuelve difícil, y puedo disfrutar pero no llegar a tener un orgasmo, pero de todos modos está bien: el orgasmo no lo es todo en la relación sexual para mí.

¿Cómo combinás tus laburos con el feminismo? ¿Cómo refutás el "aaahh, feminista pero te cosificás sola vendiendo tu cuerpo"?

El escuchar lo que tenían para decirme, terminó reforzando mis ganas de hacerlo público y hablar de eso. Siento que a veces la palabra "feminismo" toma el rumbo equivocado. El movimiento feminista se llenó de mitos y acusaciones alejado a lo que yo entiendo como feminismo. Por eso siempre aclaro que soy feminista pro sex, ya que hay corrientes que ven al sexo como una forma de opresión. Quiero el empoderamiento de la mujer e igualdad de bienestar para todos los individuos que vivimos en este planeta. Que no tengamos que lidiar con mujeres que proclaman ser feministas pero quieren controlar lo que otras mujeres hacen de su vida, su cuerpo y sus genitales. Existe una constante culpabilización y reforzamiento del estigma a las trabajadoras sexuales y es hora de que eso cambie. Nosotras no nos cosificamos, quienes nos cosifican son quienes nos dicen ese tipo de frases y nos ven como una cosa a la venta, cuando no es así.

Si querés leer la segunda parte de la nota, en la que hablamos de cómo es ser prostituta y por qué razones esta chica se metió en un trabajo que parece ser tan difícil y que está lleno de prejuicios, esperá a  la semana que viene. Te dejo con las ganas porque un poquitito de histeria nunca viene mal. 


Créditos // Fotos: Michelle GentileCréditos // Lust Films - Chio Lunaire