Al que está acostumbrado a enojarse, montar en cólera, y se lo toleran, le suele pasar este tipo de percances.

Como Horacio Pagani ya ha tenido otros arranques de ira, nadie atinó a advertirle que estaba al aire porque el clima era amistoso, nostálgico, de calmo recogimiento, en el recuerdo de César Luis Menotti, pero Pagani derrapó y ya no hubo forma de taparlo pese a los esfuerzos de Marcelo Palacios.